Esquizofrenia: causas, síntomas y tratamiento

La esquizofrenia es una condición que pocas veces se manifiesta en la infancia, pero de hacerlo los síntomas se comienzan a observar a partir de los 5 años de edad. La mayor parte de los pacientes comienzan a mostrar señales durante la adolescencia o la adultez joven, con síntomas que evidencian la falta de capacidades para distinguir entre la realidad y lo imaginario, delirios, alteraciones en el comportamiento social, manejo inadecuado de las emociones y problemas para pensar de forma clara y tomar decisiones.

Las causas de la esquizofrenia, lamentablemente, no se conocen de forma exacta, aunque en el ámbito médico existen diversas hipótesis que apuntan a distintos posibles detonantes, entre ellos:

• Predisposición genética: aunque no se conoce cómo podría transmitirse, se ha observado que los pacientes que cuentan con antecedentes familiares son más propensos a sufrir de esta condición. A pesar de ello no es un factor determinante ni se cumple en todos los casos, hay personas sanas con antecedentes de esquizofrenia en su familia, y pacientes con esta enfermedad que no cuentan con familiares que la hayan tenido.
• Alteraciones en el desarrollo del cerebro: el uso de diversas tecnologías como la neuroimagen o distintos tipos de tomografía, han revelado que los pacientes con esta condición tienen un funcionamiento diferente en ciertas regiones del cerebro comparado con el de las personas sanas. Los estudios indican que estas alteraciones en el desarrollo del cerebro pueden manifestarse durante el desarrollo del embrión en el útero materno.
• Alteraciones en el funcionamiento de los neurotransmisores: los estudios también han revelado que los neurotransmisores, encargados de la correcta comunicación neuronal, podrían no funcionar adecuadamente en pacientes con esquizofrenia.
• Problemas durante el embarazo: se ha relacionado esta enfermedad con ciertas infecciones durante el embarazo que puedan afectar el desarrollo cerebral normal, así como complicaciones durante el parto que puedan influir más adelante en el comportamiento de la persona, como los traumatismos cerebrales.

Los síntomas de la esquizofrenia pueden presentarse progresivamente y a lo largo de los años o manifestarse de manera repentina. Detectar esta condición no resulta simple porque no todos los pacientes presentan las mismas señales, y dependiendo del tipo de esquizofrenia con la que se cuente las mismas pueden variar.

Adicionalmente hay un importante grupo de síntomas que solo pueden ser percibidos por el paciente y que no pueden comprobarse médicamente, mientras que otros son propios de diversos trastornos mentales y no solo de esta condición. En general, los síntomas de la esquizofrenia más comunes son:

• Inicialmente se pueden presentar problemas que parecen comunes como irritabilidad y tensión excesiva, problemas para concentrarse adecuadamente y también para dormir.
• Una vez que la enfermedad avanza el paciente puede manifestar distintas señales, una de las más claras son las alucinaciones, escuchar o ver cosas o personas que no existen.
• A esto le pueden seguir los delirios, creer firmemente en cosas que no son reales, por ejemplo que todos en su familia lo odian, que todos sus amigos hablan a mal a sus espaldas, etc.
• Se presentan asociaciones sueltas, muchas veces los pensamientos que manifiestan no tienen relación unos con otros, en lenguaje no es congruente y la manera de expresar las ideas no se considera del todo normal.
• Las emociones se van deteriorando y la persona comienza a demostrar poco interés en su entorno o en los sentimientos de quienes que lo rodean.
• A esto pueden sumarse los problemas de concentración y el aislamiento, en el que el paciente solo se encierra en sí mismo y en lo que está viviendo.

Un mismo paciente puede presentar tan solo un par de síntomas, por ejemplo delirios y alucinaciones, o manifestar distintas señales. Por este motivo para definir la existencia de la enfermedad y el tipo de paciente con el que se trata, se valoran la intensidad de los síntomas gracias a diversos cuestionarios y escalas psiquiátricas con el fin de ofrecer el mejor tratamiento posible.

Un aspecto que complica muchas veces la detección de esta condición, es que no existe una prueba definitiva para diagnosticar la esquizofrenia. La valoración debe ser realizada por un psiquiatra mediante el riguroso estudio del comportamiento del paciente y de sus síntomas, así como entrevistas a los familiares o las personas que están en el entorno cercano del paciente.

Antes de ofrecer un diagnóstico definitivo de esta condición, el psiquiatra preguntará acerca de la duración de los síntomas, evaluará los cambios que la condición ha producido en sus capacidades sociales o laborales, investigará acerca de los antecedentes genéticos y familiares, entre otros aspectos. En paralelo deben descartarse diversas condiciones que puedan producir síntomas similares en la persona, por ello:

• Se realizan pruebas de sangre para descartar el abuso de psicotrópicos o detectar la presencia de señales que puedan indicar otras condiciones.
• Se realizan tomografías computarizadas del cerebro o resonancias magnéticas para descartar condiciones como tumores cerebrales o epilepsia.
• Se evalúa al paciente para descartar cualquier posible enfermedad endocrina o neurológica que pueda conducir a uno o varios de estos síntomas.

Ante una crisis de esquizofrenia severa e importante, el primer paso que se puede recomendarse es internar momentáneamente al paciente en un centro especializado tanto por su seguridad como por la del entorno. Este paso no siempre es necesario, pero sí es recomendable en ciertos casos, por ejemplo ante crisis violentas, ataques suicidas, alucinaciones que pongan en riesgo la salud del paciente, etc.

Los tratamientos de la esquizofrenia aplicados comúnmente son:

Medicación

Los antipsicóticos suelen ser el tratamiento más común y efectivo para esta condición. Existen muchos tipos, los mismos ayudan a corregir los problemas que puedan existir con los neurotransmisores y a equilibrar los químicos cerebrales para permitir que el paciente pueda vivir de una forma lo más normal posible. Aunque efectiva, esta medicación cuenta con efectos secundarios como aumento de peso, sensación de nerviosismo, vértigo, somnolencia y temblores.

La medicación puede ajustarse en función de la necesidad de cada paciente, sin embargo en la mayor parte de los casos quienes sufren de esquizofrenia deberán tomarla de por vida. Si los antipsicóticos no funcionan como es esperado, el psiquiatra optará por otro tipo de medicación.

Terapia de apoyo

En este tipo de terapia se persigue ayudar al paciente a mejorar sus habilidades sociales, su integración al mundo laboral o social, y a canalizar adecuadamente sus emociones. La psicoterapia es muy útil en estos casos, siendo un complemento importante para el tratamiento de esta condición.

Acudir a un psiquiatra ante la mínima sospecha de esquizofrenia resulta muy importante para garantizar el bienestar del paciente y ofrecerle un tratamiento adecuado a su condición.

Este artículo es meramente informativo, en ONsalus.com no tenemos facultad para recetar tratamientos médicos ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar.

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