Hernia umbilical: síntomas, causas y tratamiento

Existen dos tipos de hernia umbilical y se clasifican ateniendo a la causa que la ha provocado.

Hernia umbilical primaria

Este tipo de hernia es congénita, es decir, está presente en la persona desde el momento de su nacimiento y su presencia se debe a un defecto, en la pared abdominal y en el cordón umbilical, que comenzó durante el desarrollo del feto durante el proceso de gestación en el útero materno.

Hernia umbilical incisional

La mayoría de las veces estas hernias se producen como efecto secundario de intervenciones quirúrgicas que se han realizado en la zona del ombligo en la cual, con el paso de los años, se ha ido debilitando la sutura interna de dichas cirugías. Con el esfuerzo continuo o fuerte de la zona abdominal se provoca que la hernia atraviese la pared abdominal llegando a salir al exterior.

Las hernias umbilicales que no son congénitas pueden ser causadas por distintos factores entre los cuales destacan

• Realización de ejercicio físico muy pesado.
• Levantamiento de objetos pesados o trabajar cargando objetos de mucho peso.
• Estreñimiento crónico que obliga a ejercer mucho esfuerzo o a pujar al momento de las deposiciones. Si padeces de estreñimiento te aconsejamos visitar los siguientes artículos, donde te explicamos los remedios caseros para prevenirlo y los productos que debes evitar.
• La tos crónica puede provocar hernia umbilical, dado que al toser se estimula la fuerza abdominal.
• El agrandamiento de la próstata puede supone un esfuerzo para orinar.
• El sobrepeso es una de las principales causas de las hernias umbilicales.
• Podemos añadir como desencadenante de la hernia umbilical a cualquier tipo de actividad o enfermedad que estimule la presión abdominal.

Las hernias umbilicales suelen ser protuberancias que no causan ningún malestar a la persona, más allá de la presencia de un bulto o saco en la zona del ombligo. Este bulto se puede tocar y resulta muy blando al tacto, al punto que si ejerces presión y lo aprietas se puede introducir nuevamente en el abdomen, sin embargo, al mínimo esfuerzo o presión volverá a exponerse al exterior.

Algunas personas con hernia umbilical presentan una molestia que definen como ardor o dolor en la zona del ombligo cuando realizan algún esfuerzo con el abdomen como cargar objetos, pujar, toser e incluso estornudar. Cuando este síntoma aparece puede que el especialista médico recomiende el uso de una faja abdominal que mantenga la hernia internamente para que no se presente la molestia.

Cuando la hernia es demasiado grande para lo pequeño que puede ser el orificio del ombligo, esta puede quedar atrapada cortando la circulación sanguínea, pudiendo provocar una isquemia o necrosis en el tejido abdominal. Estas hernias, conocidas como hernias estranguladas, a menudo se operan de emergencia para prevenir complicaciones en el organismo. Entre los síntomas que pueden avisarnos de la presencia de este tipo de hernias encontramos las náuseas, vómitos, incapacidad para evacuar e incapacidad para eliminar gases.

El diagnóstico de la hernia umbilical se lleva a cabo cuando esta ha crecido considerablemente como para que el médico pueda identificar su existencia mediante un simple examen físico. No obstante, es común que el especialista quiera examinar de manera más profunda la zona donde ha aparecido la hernia para conocer cómo se encuentra el interior del abdomen, por lo que puede solicitar la realización de una ecografía abdominal y de una tomografía computarizada del abdomen. Estas pruebas diagnósticas también permiten determinar si existen otras hernias más pequeñas que no han salido al exterior.

Antes de iniciar el tratamiento para la hernia umbilical es probable que el especialista médico recete algún tipo de analgésicos en caso de que la persona experimente molestias o dolor a causa de la hernia. Sin embargo, el tratamiento de este tipo de protuberancias sugiere la realización de una cirugía conocida con el nombre de hernioplastia, la cual consiste en la colocación de una malla sintética en el abdomen destinada a corregir la posición de la hernia. Esta intervención quirúrgica puede realizarse de dos dos formas distintas.

Hernioplastia laparoscópica

Esta técnica es una de las menos invasivas que se maneja en la actualidad, pues consiste en realizar alrededor de cuatro incisiones muy pequeñas en el abdomen. A través de una de estos agujeros se introducirá el laparoscopio y por el resto de las incisiones se insertarán las demás herramientas necesarias para corregir el problema e insertar la malla. El laparoscopio, gracias a la cámara que tiene en uno de sus extremos, permite que el cirujano que está realizando la operación pueda ver el interior del abdomen en un televisor y así poder operar adecuadamente.

Cirugía abierta

Consiste en realizar una incisión en el abdomen, específicamente arriba o debajo del ombligo para que al llegar al hernia el cirujano la coloque de nuevo en el interior y proceda a poner encima la malla sintética que evitará que la hernia vuelva a salir. Una vez terminada la operación, la abertura por la cual se ha corregido la hernia se cierra con puntos de sutura.

La hernioplastia puede durar hasta 40 minutos y es una intervención que no representa ningún tipo de riesgo para la salud de la persona. Además, esta cirugía es ambulatoria, por lo que el mismo día de la operación la persona intervenida podrá marcharse a casa. El proceso de recuperación después de la hernioplastia es de cuatro semanas, tiempo suficiente para que pueda realizar nuevamente todo tipo de esfuerzo y presión abdominal sin ningún tipo de riesgo.

Este artículo es meramente informativo, en ONsalus.com no tenemos facultad para recetar tratamientos médicos ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar.

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