Dedo del pie en martillo: causas y tratamiento

Dedo del pie en martillo: causas y tratamiento

El dedo en martillo es una deformidad que se produce en uno de los dedos del pie (el segundo, el tercer o el cuarto dedo), en la cual la punta o el extremo de este se encuentra flexionada y doblada hacia abajo, por lo que obtiene una apariencia similar a la de un martillo. En las etapas iniciales, el dedo afectado aún es flexible y la deformidad puede llegar a corregirse siguiendo una serie de pautas sencillas, no obstante si no se recibe el tratamiento adecuado de forma temprana la lesión y los síntomas se irán agravando, pudiendo llegar incluso a una rigidez total de la articulación y la imposibilidad de enderezar el dedo; cuando esto sucede, se requerirá una intervención quirúrgica.

En este artículo de ONsalus, profundizamos más en esta condición y mostramos cuáles son las causas y el tratamiento para el dedo del pie en martillo.

Causas y factores de riesgo del dedo del pie en martillo

En la mayoría de ocasiones, el dedo en martillo afecta en un inicio al segundo dedo del pie, aunque también puede extenderse o afectar a los demás dedos, a excepción del primer dedo que es el único que no sufre tal deformación porque en lugar de tres falanges, tiene solo dos. Esta deformidad está causada por la existencia de un desequilibrio entre el músculo y el tendón del dedo del pie, lo cual acaba provocando esa flexión del dedo y otros cambios estructurales en el pie que pueden aparecer con el paso del tiempo.

A continuación, detallamos cuáles son las causas más comunes de esta condición, así como los factores de riesgo que aumentan las probabilidades de sufrirla:

  • Calzado inadecuado: llevar regularmente unos zapatos estrechos en la punta, demasiado apretados o que no se ajusta bien al pie, es uno de los principales factores que puede derivar en esta deformidad. Si el dedo del pie no puede ocupar el espacio que le corresponde dentro del zapato y se ve forzado a estar en una posición flexionada, sus músculos y tendones se acaban tensando, se vuelven más cortos y no se pueden estirar correctamente. Esto es muy frecuente en mujeres que utilizan zapatos muy estrechos o tacones altos.
  • Lesiones o traumatismos previos: esta deformidad puede estar ocasionada por una lesión o fractura anterior en los dedos del pie.
  • Factores genéticos: aquellas personas que nacen con unos huesos más largos en los dedos del pie son más propensas a desarrollar dedo en martillo. Así mismo, en otros casos puede ser que ese desequilibrio entre el músculo y el tendón sea hereditario.
  • Otras afecciones podológicas, como los juanetes: los juanetes son protuberancias óseas que aparecen en la base externa del dedo gordo del pie y que se producen por una desviación del primer metatarsiano, provocando que el primer dedo se incline hacia el segundo. Cuando esta desviación no se trata como requiere y va avanzando con el tiempo, es posible que llegue a ejercer una excesiva presión en los demás dedos y se derive en dedo en martillo.

Síntomas asociados al dedo del pie en martillo

Una persona que sufre de dedo en martillo presenta la parte final del dedo del pie flexionada, pues la articulación de la mitad del dedo se encuentra doblada y, aunque en un inicio, puede manifestarse de manera leve, si no se trata, la deformidad irá avanzando progresivamente y puede llegar al punto de que no sea posible estirar y enderezar el dedo afectado. Los síntomas comunes que se manifiestan abarcan los siguientes:

  • Dolores e irritación en el dedo del pie afectado, el cual se intensifica al utilizar el calzado.
  • Formación de callos en la zona superior del dedo y callosidades entre los dedos o en la parte lateral del pie.
  • Inflamación, enrojecimiento y sensación de calor o ardor en el dedo.
  • Contractura en el dedo gordo del pie.
  • Únicamente en aquellos casos de mucha gravedad, se pueden presentar además ulceraciones abiertas.

Tratamiento del dedo en martillo

Cuando el dedo del pie afectado aún puede estirarse y regresar a su posición normal, el médico puede recomendar las siguientes formas de tratamiento teniendo en cuenta el estado en el que se encuentre la deformación y los síntomas que se presenten:

  • Cambiar el calzado: es fundamental utilizar unos zapatos que sean anchos en la parte delantera, que permitan la total movilidad de los dedos del pie y que proporcione confort. Se deben evitar todos aquellos modelos que son estrechos en la punta, pequeños, cortos o de tacón alto.
  • Entablillado o vendajes: se procede a entablillar o vendar el dedo en martillo para corregir la deformidad, lograr que el dedo flexionado se alinee y evitar la rigidez absoluta de la articulación.
  • Dispositivos ortopédicos: se coloca un dispositivo ortopédico o una plantilla especial adaptados perfectamente al zapato para aliviar la presión ejercida sobre el dedo en martillo.
  • Aplicación de frío: colocar sobre la zona dolorida un poco de hielo envuelto en un trapo o una bolsa de congelados puede ayudar a rebajar la inflamación y aliviar los dolores.
  • Uso de almohadillas: se recomienda la utilización del almohadillas para proteger las callosidades presentes de posibles irritaciones y evitar que causen molestias con el roce del calzado.

Además de los anteriores, si es necesario es posible que se prescriba la toma de medicamentos antiinflamatorios, como el ibuprofeno, para reducir la hinchazón y las molestias. Así mismo, en algunos ocasiones se pueden aconsejar las inyecciones de corticosteroides también para combatir los dolores y desinflamar el dedo.

Para corregir la lesión, también puede ser favorable la realización de algunos ejercicios específicos que permitan estirar y fortalecer los músculos de los dedos del pie. Entre las mejores opciones, se encuentran intentar estirar suavemente los dedos repetidas veces, coger algún objeto del suelo con los dedos del piel, como por ejemplo una toalla, y mover y estirar el dedo afectado con las manos de manera suave.

¿En qué casos es necesaria la cirugía?

En aquellos casos en los que la deformación ha avanzado severamente y el dedo del pie en cuestión ha perdido su flexibilidad por completo, se ha vuelto muy rígido y doloroso, es posible que se deba recurrir a la cirugía para enderezar la articulación y contribuir al bienestar del paciente.

El médico especialista recomendará el procedimiento quirúrgico más adecuado en cada caso, pues este puede incluir la extirpación de la parte del hueso que ha ocasionado la deformación, la fusión de la articulación para lograr enderezar el dedo o el corte o trasplante de los tendones de los dedos de los pies. Se valorará exhaustivamente el caso de cada paciente y el traumatólogo decidirá entre uno u otro en función de la gravedad de la lesión y el estado de salud del afectado.

Este artículo es meramente informativo, en ONsalus.com no tenemos facultad para recetar tratamientos médicos ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar.

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