El hígado graso, denominado médicamente esteatosis hepática, es una alteración inicialmente benigna que posee diversos síntomas y aunque la mayoría de los casos suelen ser de tipo leve, es importante seguir un control de la misma bajo la supervisión de un profesional, por lo que resulta indispensable reconocer la sintomatología en los comienzos de la patología para evitar complicaciones.
Esta enfermedad, en la cual se ve afectado el hígado de forma directa, tiene como característica principal la acumulación de triglicéridos y ácidos grasos en las células hepáticas. Es por este motivo que el hígado graso puede provocar varios síntomas y, muchas veces, son difíciles de identificar y relacionarlos a esta patología debido a que llegan a ser muy frecuentes en numerosas personas por otras razones médicas.
Al formar parte del sistema digestivo, es normal que se relacione esta alteración en el hígado con otros trastornos en dicho sistema y, por ello, muchos se preguntan: ¿el hígado graso produce diarrea? En este artículo de ONsalus, vamos a conocer la respuesta a esta cuestión.
Hígado graso: causas
El desarrollo de la enfermedad de hígado graso se debe a un mal funcionamiento del hígado que impide la eliminación de la grasa que se deposita normalmente en este, ocasionando que los ácidos grasos y triglicéridos se acumulen en cantidades elevadas en las células de dicho órgano y que, en un grado avanzado, puede resultar en varias complicaciones.
Anteriormente, se consideraba que solo las personas que consumían constante y excesivamente bebidas alcohólicas desarrollaban esta incapacidad del hígado para desechar la grasa libre, pero actualmente se conoce que la mayoría de los casos de esta enfermedad no están relacionados a pacientes alcohólicos y que existen otros factores que pueden estar causando o aumentando el riesgo de presentarla, por lo que en estas circunstancias se diagnostica esteatosis hepática no alcohólica.
Además del consumo excesivo de alcohol, entre las causas más frecuentes del hígado graso se destacan el sobrepeso y la obesidad, especialmente, porque estas personas basan su alimentación en una dieta rica en grasas y carbohidratos simples, por lo que el hígado no puede eliminar eficientemente este exceso. Por ello, puede haber una relación directa que entre mayor sea el sobrepeso, más alto es el riesgo de sufrir la alteración en el hígado.
Asimismo, la pérdida de peso de forma rápida o la desnutrición pueden ser unos de los factores de riesgo de presentar hígado graso, aunque también puede deberse a:
- Colesterol elevado.
- Trastornos endocrinos.
- Algunas enfermedades como la diabetes mellitus o la hepatitis C crónica.
- El consumo de ciertos fármacos.
- Estar expuesto a sustancias tóxicas.
¿El hígado graso provoca diarrea?
Hay que tener en cuenta que muchos de los pacientes con hígado graso pueden no tener síntomas y descubrir la alteración por otras razones médicas. Sin embargo, de manifestarse se caracteriza por la presencia de dolor ubicado en la zona superior derecha del abdomen, al mismo tiempo que puede sentirse cansancio o fatiga crónica, pesadez estomacal de forma frecuente, vómito, pérdida del apetito, malestar general, empezar a perder peso sin motivo aparente y algunos pacientes llegan a sufrir de ictericia, una alteración en la que la piel y las mucosas se observan amarillentas por el aumento de la bilirrubina.
Por otra parte, en ocasiones, el hígado graso produce diarrea, que podría tener una apariencia grasosa y de coloración pálida. Esta defecación anormal puede hacerse presente cuando las funciones del hígado están siendo muy alteradas por la acumulación de grasas, por ejemplo, podría afectar a la producción de la bilis, sustancia que ayuda a la degradación de los alimentos y, especialmente, las grasas, por lo que un bajo nivel de la misma no permite la adecuada absorción de los nutrientes y ocasiona episodios de diarrea.
Sin embargo, hacer heces acuosas o blandas también podría ser un efecto secundario de algunos medicamentos recomendados para combatir el hígado graso, como la metformina. Por ello, es importante detectar a partir de qué día la consistencia de las heces se ven alteradas y si coincide con la ingesta del fármaco. Al suspenderlo, la diarrea suele controlarse en las próximas 48 horas.
Hígado graso: tratamiento médico y cuidados
Esta alteración en el hígado es considerada como una condición que cursa lentamente y es fácil de controlar, ya que su tratamiento se suele basar en la prevención de la causa. Generalmente, para curar el hígado graso basta con seguir una dieta balanceada, realizar ejercicio y bajar gradualmente de peso si se tienen kilos de más.
Para una alimentación equilibrada, es importante acudir a un nutricionista para que indique la correcta dieta para el hígado graso, en la que se elimina la ingesta de alimentos ricos en azúcares y grasas saturadas, los lácteos enteros, comidas fritas, bebidas alcohólicas y se recomienda el consumo de grasas vegetales que son más saludables y se encuentran en los frutos secos, aceite de oliva, aceitunas, entre otros. En el siguiente artículo, mostramos cómo debe ser la dieta para el hígado graso.
La actividad física, por su parte, ayuda a quemar el exceso de grasa del cuerpo y evitar que esta se acumule en el hígado. Lo más recomendable es contar con la guía de un profesional para elegir la mejor rutina, sobre todo, si se tenía una vida sedentaria, siendo los ejercicios cardiovasculares los más indicados para esta condición.
Por otra parte, si el cuadro clínico de la esteatosis hepática es más serio, es posible que el médico recete la administración de ciertos fármacos que ayuden a controlar la enfermedad y los síntomas que produce. Siendo indispensable seguir las instrucciones del especialista y no alterar la dosis o duración del tratamiento sin autorización previa, ya que podría ser contraproducente.
Este artículo es meramente informativo, en ONsalus.com no tenemos facultad para recetar tratamientos médicos ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar.
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