Operación de hernia discal: recuperación y riesgos

Operación de hernia discal: recuperación y riesgos

Cuando se desarrolla una hernia en algún disco lumbar aparece lumbalgia y dolores en la parte baja de la espalda. Este dolor, a su vez, se irradia hacia otras zonas como la ciática, distribuyéndose según qué raíz o nervio esté comprimido.

Aunque generalmente se mejora después de hacer un tratamiento más conservador basado en la toma de antiinflamatorios y analgésicos, reposo e infiltraciones, en algunos casos -entre el 5 y el 10% es necesaria la cirugía.

En cualquier caso, la cirugía es el último recurso para tratar la hernia discal, algo que sólo se recomienda en caso de que, después de 8 semanas de tratamiento conservador el paciente no pueda tolerar el dolor o pierda fuerza y control de esfínteres. En el siguiente artículo de ONsalus te lo explicaremos todo sobre la operación de hernia discal: recuperación y riesgos.

Operación de hernia discal: distintas técnicas

Dependiendo de como sea la afectación y del caso concreto, la operación de hernia discal se puede hacer con distintas técnicas. Las 4 técnicas más utilizadas son las siguientes:

  • Discectomía: es la más utilizada y la más efectiva para la mayoría de los pacientes, consiste en extirpar una parte o la totalidad de la hernia discal.
  • Foraminotomia: se trata de ensanchar, mediante métodos quirúrgicos, la apertura de la espalda por donde la raíz nerviosa afectada sale de la columna.
  • Laminectomía: consiste en, una vez llegado a la hernia discal y la raíz nerviosa, ensanchar el espacio que hay entre las dos láminas de las vértebras que están yuxtapuestas. De esta forma, al ampliar el espacio entre ambas se descomprime la raíz del nervio y se mejoran los síntomas.
  • Artrodesis vertebral: mediante esta técnica se logra la fijación de dos vértebras, ya sea colocando un injerto de hueso o unas placas. Si solo hay hernia discal no es demasiado común, se suele realizar en esos pacientes en los que además presenta escoliosis.

Cómo es la operación de hernia de disco

Sea cual sea le técnica que se emplee, el objetivo principal de la operación de hernia discal es el de liberar la raíz del nervio que está comprimido por el disco, lo que causa la dolorosa sintomatología. Para ello, dependiendo del tipo de lesión y de las características propias de cada paciente se usará un método u otro.

La operación de hernia de disco solo se debe llevar a cabo una vez se han agotado todas las posibilidades de curación o alivio no invasivas. Primero se debe optar por un tratamiento conservador, con fármacos y reposo, para ver si el paciente puede seguir con su vida normal. En caso de que se prolongue en el tiempo y a riesgo de cronificarse, ya se puede pensar en la operación.

Discectomía

La opción más eficaz y con mejores resultados es la de practicar una discectomía, es decir, extraer la hernia discal. Consiste en una incisión que no supera los 6 centímetros por la que se extirpa la hernia y se asocia una resección de una zona del disco para impedir que se vuelva a producir. No obstante, si el paciente ya sufría dolores lumbares y problemas en la espalda antes de que apareciera la hernia, se suele optar por otras técnicas, sobretodo la artrodesis vertebral.

Artrodesis vertebral

Dado que el paciente ya tenía una historia previa de dolores lumbares antes de la aparición de la hernia, además de descomprimir la raíz nerviosa, lo que se hace en esta operación es fusionar dos vertebras -con placas, barras o tornillos-, de modo que supriman el movimiento y acaben con el dolor. La tasa de éxito en este tipo de operaciones ronda el 80%, no obstante, puede conllevar que los segmentos discales adyacentes aceleren su degeneración.

Riesgos de la operación de hernia discal

Cualquier operación, por simple y fácil que parezca, siempre conlleva ciertos riesgos. Estos riesgos ineludibles y en cierta forma impredecibles después de cualquier operación son, principalmente la infección y la hemorragia.

A pesar de eso, en las primeras operaciones del disco intervertebral, los casos de hemorragia o infección no llegan al 1%, una ratio muy baja. No obstante, cabe remarcar que si el paciente ya ha pasado por una operación de este tipo o es una persona de edad avanzada estos complicaciones son más habituales. Como cualquier cirugía, la operación de hernia discal depende del estado de salud general del paciente, enfermedades sistémicas, problemas cardíacos, pulmonares o metabólicos pueden imposibilitar la operación o conllevar complicaciones graves.

El principal riesgo propio de este tipo de operaciones es la fibrosis post-quirúrgica. Cuando hay una lesión o un corte, el organismo responde reparando ese tejido. Con fibrosis post-quirúrgica nos referimos a aquellos casos que reaccionan con un exceso de cicatrización, creando más tejido fibroso del recomendable y necesario. El riesgo tras una operación de hernia discal es que esa cicatrización excesiva puede llegar a comprimir el nervio otra vez, provocando dolores al paciente.

Si se emplea la técnica de la artroplasia hay que ir con máxima precaución con el plexo nervioso y los grandes vasos ubicados delante de la columna, pues hay riesgo de provocar eyaculación retrógrada.

Más allá de esto, el riesgo por la operación de hernia discal más importante es que la cirugía no de los resultados esperados. En los últimos años se ha mejorado muchísimo los conocimientos médicos sobre esta afección, y se ha podido observar que cuando mayor es el número de pacientes que pasa por quirófano mayor es la tasa de fracaso. Ahora sabemos que el filtro para pasar a una operación debe ser muy estricto, operando solo aquellos casos imprescindibles.

Postoperatorio de hernia discal

Después de la operación el paciente debe permanecer ingresado de 1 a 3 días, dependiendo de cuál sea su evolución y recuperación. Por norma general, al día siguiente ya podrá levantarse de la cama y el objetivo es que para cuando te el alta sea capaz de hacerlo por si solo y andar sin ayuda.

La siguiente semana, dependiendo de la evolución propia de cada paciente, deberá guardar reposo relativo. Levantarse de la casa y hacer pequeñas acciones pero sin volver a la rutina habitual. Cuando el médico lo considere oportuno ya podrá salir a la calle, eso sí, no deberá doblar la cadera al menos durante las 4 primeras semanas.

Los ejercicios de rehabilitación son una parte fundamental de la recuperación tras una operación de hernia discal, de ellos dependen buena parte del éxito o fracaso de la intervención. Los fisioterapeutas y otros especialistas diseñarán una rutina específica para fortalecer y compensar los cambios corporales que, si se realiza correctamente y con una técnica adecuada da resultados satisfactorios en cerca del 90% de los casos. Si se quiere acelerar la recuperación, además de los ejercicio de fisioterapia, es muy recomendable hacer ejercicio en la piscina para fortalecer la musculatura de la espalda sin que la columna deba hacer un sobresfuerzo ni cargar peso.

Es importante que sepas que después de una operación de hernia discal, sobretodo si ya tenías dolores antes de la aparición de la hernia, puede ser que el malestar lumbar no desaparezca por completo. Esto se debe a que la hernia discal aparece cuando hay un desgaste y degeneración en los discos, una degeneración que ni con cirugía se puede parar.

Este artículo es meramente informativo, en ONsalus.com no tenemos facultad para recetar tratamientos médicos ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar.

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