Parkinson: síntomas y tratamientos

Comencemos hablando sobre la enfermedad propiamente dicha para entender de qué hablamos cuando nos referimos al Parkinson. Como ya hemos dicho, se trata de una enfermedad que afecta a las conexiones cerebrales y se manifiesta de forma progresiva. En la actualidad no existe cura para tratar esta enfermedad pero sí que hay algunos medicamentos que están indicados para conseguir aminorar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente.

En el cerebro tenemos una sustancia negra que contiene dopamina y gracias a la cual podemos coordinar nuestros movimientos; el Parkinson afecta a esta zona cerebral reduciendo de forma considerable la dopamina, que es el agente químico que se envía al cerebro y con el que se consigue controlar el cuerpo. Es por este motivo por el que los enfermos presentan el síntoma característico de los temblores en las manos.

Pero, además de temblores, el Parkinson también produce otras alteraciones como una lentitud en los movimientos, algo que aparece en las primeras etapas de la enfermedad y que suele asociarse con la edad y el deterioro habitual. En una conversación, el paciente también puede tardar más al contestar debido a que la información que recibe le llega de forma más lenta a su cerebro así que evita gritarle: te oye perfectamente.

El Parkinson es una enfermedad que se manifiesta de forma lenta y progresiva y, por este motivo, muchas personas que la sufren, aún lo desconocen. Los primeros síntomas que presenta pueden fácilmente confundirse con achaques de la edad ya que entorpece los movimientos, ralentiza el habla y falla la memoria, algo que suele también venir relacionado con el paso de los años.

A continuación te descubrimos los primeros síntomas del Parkinson, es decir, aquellos primeros efectos que aparecen en el paciente y que pueden ser los antecedentes del desarrollo de la enfermedad:

• Dolor en las articulaciones: es uno de los primeros síntomas que presenta esta enfermedad y puede provocar que para el enfermo sea más difícil moverse y llevar a cabo su rutina diaria como limpiar la casa, bajar las escaleras, etc.

• Deterioro de la capacidad motora: el Parkison afecta a la dopamina, como ya hemos dicho, por lo tanto habrá signos que evidenciarán que el control de movimientos ya no es tan preciso. Notarás cómo la caligrafía se modifica, por ejemplo, cómo camina de forma más lenta, etc.

• Agotamiento: el paciente siente cómo se le hacen cuesta arriba determinadas acciones que antes hacía de forma casi automática. Este esfuerzo extra que tiene que hacer produce cansancio y fatiga en el enfermo.

Siempre deberá haber un examen médico que indicará si estos signos son debidos a que se padece Parkinson; en el caso de que así sea, el paciente tendrá que ser tratado de inmediato para poder controlar los síntomas del Parkinson cuando la enfermedad ya está totalmente instaurada en el cuerpo del paciente. Estos síntomas son:

• Temblores: comienzan a aparecer en las extremidades como las manos pero pueden expandirse por todo el cuerpo. Se hacen más intensos cuando la persona está nerviosa o, por el contrario, cuando está relajado pero sin llegar a dormir.

• Rigidez muscular: el enfermo suele sentirse rígido ya que su cerebro no recibe correctamente las transmisiones de movimiento.

• Lentitud en los movimientos: la conexión entre el movimiento y el cuerpo se ve afectada, por eso, es habitual que el paciente esté más lento para moverse, para hablar, para cambiar de postura, etc.

• Pérdida de expresividad facial: cuando gesticulamos con el rostro también es porque lanzamos ese mensaje al cerebro, por lo tanto, al padecer Parkinson se va perdiendo ese mensaje y, por tanto, el rostros se muestra mucho más impasible y sin expresión.

Debes saber que el Parkinson no tiene cura, al menos hasta la actualidad. Cuando hablamos del tratamiento nos referimos a la medicación que se receta por el médico y que está pensada para disminuir los síntomas que acabamos de mencionar y, por tanto, mejorar la calidad de vida del paciente. Estos medicamentos están indicados para poder aumentar la producción de dopamina y, así, conseguir controlar el deterioro de la enfermedad.

Las medicinas que más se suelen recetar para tratar el Parkinson son las siguientes:

• Levodopa: es la más eficaz para conseguir evitar la rigidez muscular y poder controlar mejor los movimientos; eso sí, suele presentar efectos secundarios como somnolencia, alucinaciones, etc.

• Selegilina: consigue bloquear la metabolización de la dopamina haciendo, así, que se pueda mantener en mejores niveles.

• Anticolinérgicos: consigue combatir la rigidez y el temblor de las manos pero también produce efectos secundarios como visión borrosa, alteraciones cognitivas o estreñimiento.

• Amantadina: consigue reducir los espasmos y los temblores tan propios del Parkinson pero tiene efectos secundarios como insomnio y/o confusión.

Pero uno de los aspectos más importantes para tratar esta enfermedad consiste en la rehabilitación física algo que permitirá mantener las funciones motoras y los músculos en buen estado. Por este motivo es esencial que el paciente realice ejercicio al menos 30 minutos cada día pero antes de comenzar con el entrenamiento es imprescindible consultar con el médico para que te indique qué ejercicios son los más recomendados para tu condición.

Hay ejercicios recomendados para los brazos, las piernas, el torso pero también hay otros de logopedia indicados para mejorar la capacidad del habla y permitir que pueda mantener un habla correcta y sin presentar demasiada alteración. De todos modos, en ONsalus te indicamos que hables con un especialista para que te facilite una rutina de ejercicios pensados especialmente para ti.

Este artículo es meramente informativo, en ONsalus.com no tenemos facultad para recetar tratamientos médicos ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar.

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