Por qué no tengo hambre y me da asco la comida

Por qué no tengo hambre y me da asco la comida

El cuerpo está muy bien diseñado y funciona de manera adecuada, cuando se lo permitimos, con nuestros hábitos. Los alimentos son uno de los vínculos que tenemos con el mundo exterior, nos nutren y nos mantienen con vida, evitando el cansancio. Por ello, debemos darle a la alimentación la importancia que se merece.

La falta de apetito, o incluso sentir aversión por los alimentos, es un indicativo de que algo no va bien. Cuando no sentimos hambre o incluso nos repelen los alimentos lo más sensato es no comer. Nuestro organismo nos habla y poder escucharlo nos dará pistas de qué es lo que está sucediendo. Muy a menudo esto puede ser peligroso para nuestra salud, porque si el sistema digestivo no funciona con normalidad, todo el resto del cuerpo puede perjudicarse por la falta de nutrientes.

Diferentes motivos pueden conducir a este tipo de sensaciones. Si te estás preguntando "¿Por qué no tengo hambre y me da asco la comida?" este artículo de ONsalus es para ti. A continuación, te presentamos las causas y posibilidades más frecuentes.

Malos hábitos alimenticios

Una de las causas más frecuentes de falta de apetito y sentir asco por la comida es la alimentación. Algunos malos hábitos alimenticios pueden responder a "por qué no tengo hambre y me asco la comida", por ejemplo:

  • Comer en exceso.
  • Comer alimentos poco saludables.
  • Comer alimentos saludables, pero mal combinados.
  • Beber líquidos junto a los alimentos.
  • Consumo de alcohol.
  • Comer dulces después de las comidas.

Si has tenido una comida copiosa puede que aún no hayas digerido todo y de ahí también la sensación de cansancio. Tal vez tu cuerpo no necesite más alimentos hasta que pueda procesar todo lo que le has provisto.

Alimentos difíciles de digerir

Es probable que esos alimentos que todavía no has digerido son del tipo procesado, por ejemplo:

  • Con conservantes: ralentizan la digestión y alteran la flora bacteriana intestinal.
  • Azúcar o harinas refinadas: también alteran las bacterias que normalmente están en tu intestino y favorecen la aparición de parásitos o cándida.
  • Exceso de carne: los productos de su digestión son tóxicos difíciles de digerir (como la cadaverina o la putrescina).
  • Saborizantes, colorantes y aceites vegetales: los alimentos con estos ingredientes son también difíciles de reconocer y metabolizar por el sistema digestivo y, en algunos casos, tóxicos.

Si tu dieta está llena de alimentos saludables (como frutos secos, granola, fermentados, frutas y verduras) tienes que asegurarte de combinarlos adecuadamente y no exagerar. Por ejemplo: los cereales integrales, frutos secos y deshidratados deben ser remojados por varias horas y lavados antes de consumirlos.

Por otro lado, si comes muy saludablemente pero bebes agua junto con los alimentos, tu barriga se hinchará y tu digestión será más lenta. Debes observar muy bien tus hábitos alimenticios para poder estar en el mejor estado de salud posible.

Embarazo

Una de las causas más comunes de la falta de apetito y asco a las comidas en mujeres jóvenes es el embarazo. Los primeros meses, especialmente entre las semanas 6 y 14, se producen las típicas náuseas del embarazo. Estas náuseas suelen ocurrir más bien por la mañana, aunque pueden aparecer en otros momentos del día. Puedes sentir además que no tienes hambre o que los olores te resultan espantosos, así como cansancio y fatiga.

Esto es algo totalmente normal. Si se extiende mucho más allá de las 14 semanas de embarazo o no te permite realizar tus actividades con normalidad puede que se esté produciendo un cuadro llamado hiperémesis gravídica, lo cual puede ser peligroso por el riesgo de deshidratación y malnutrición.

Algunas recomendaciones si el embarazo es la causa de estas náuseas:

  • Come en pequeñas cantidades.
  • Bebe agua y evita bebidas carbonatadas o café.
  • Evita el azúcar refinado y productos procesados.

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Fiebre

Cuando aparece la fiebre por alguna enfermedad infecciosa o inflamatoria suele también acompañarse de falta de apetito y cansancio. También en algunas ocasiones, cierta aversión por la comida. Esta es una de las causas más comunes si te preguntas "por qué no tengo hambre y me da asco la comida".

Es algo sabio lo que está diciendo el organismo y, más sabio aún, es escucharlo. Muchas investigaciones recientes confirman que la fiebre tiene sus motivos y es útil para mejorar la respuesta inmunitaria frente a infecciones. Por lo tanto, deberíamos aguantar un poco el malestar para poder recuperarnos de manera más rápida y efectiva.

Cuando el cuerpo está enfrentando una enfermedad aguda todos sus recursos deben ser puestos a ese fin, por lo tanto, ingerir alimentos y forzar la digestión va en contra de este propósito y puede provocar más cansancio y malestar. Es preferible beber agua y comer solo si tienes hambre: puedes probar con fruta porque es lo que se digiere fácilmente.

Más información en ¿A partir de cuánto es fiebre en adultos? y Cómo bajar la fiebre en adultos en casa.

Estrés y ansiedad

La mente tiene una relación perfectamente reconocible con la alimentación y el apetito. Estados de ansiedad con estrés excesivo, fatiga o bien la depresión pueden generar alteraciones de tu relación con los alimentos, generando esa sensación de "no tengo hambre y me da asco la comida". Comer estando nervioso no es nada conveniente e, incluso, resulta perjudicial para el organismo.

Recomendamos la lectura de Cómo controlar la ansiedad y los nervios.

Alcoholismo

La ingesta frecuente y exagerada de alcohol puede conducir a sentir asco a la comida y no sentir la necesidad de comer. Además de la falta de apetito, pueden aparecer náuseas y vómitos sobre todo en las mañanas.

Esto es bastante peligroso, porque el cuerpo solo recibe calorías del alcohol y los nutrientes son cada vez más pobres. El hígado se sobrecarga de toxinas que no está en capacidad de limpiar y se va enfermando gravemente.

Enfermedades graves

Algunos problemas de salud crónicos e incluso algunas enfermedades tumorales que comprometen el organismo severamente pueden provocar náuseas, falta de apetito e incluso aversión a la comida.

Un caso bastante particular es cuando se afecta el páncreas: puede provocar asco por la carne. Este aviso del cuerpo también debe ser escuchado. Suplementar la alimentación escasa con sustancias proteicas artificiales solo tiende a empeorar el problema. En cambio, limpiar el organismo y cambiar la alimentación incorporando productos más saludables puede ser la clave para mejorar el estado corporal.

Fármacos

Por último, algunos medicamentos e incluso los fármacos potentes que se administran con quimioterapia pueden alterar la percepción de los sabores o generar inapetencia y náuseas. Antes de suspender los medicamentos sería prudente que consultarlo con tu médico y juntos buscar alternativas para esta situación de falta de apetito.

Este artículo es meramente informativo, en ONsalus.com no tenemos facultad para recetar tratamientos médicos ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar.

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