Por qué tengo la saliva blanca y espumosa

Por qué tengo la saliva blanca y espumosa

La saliva es un líquido de gran importancia no solo en la alimentación, sino también en el mantenimiento de la salud bucal y la correcta digestión. Es por ello que cuando la saliva está más espesa pueden aparecer una serie de problemas de lo más diversos como sequedad de la boca, dificultad para hablar o tragar, mal aliento, pérdida de peso, problemas dentales y hasta reflujo gastroesofágico.

Son muy diversas también las causas que pueden generar estos cambios en la saliva. Entre las más comunes están la ansiedad, la deshidratación, la diabetes y la respiración por la boca.

Si quieres saber más detalles puedes encontrarlos en el siguiente artículo de ONsalus, en el que damos respuesta a la pregunta por qué tengo la saliva blanca y espumosa.

Deshidratación

La saliva está conformada por agua y electrolitos. Es lógico que si el cuerpo ha perdido demasiada agua (por ejemplo, a causa de una diarrea), la saliva se vuelva más blanca y pastosa. Esto es más común en las personas mayores y en épocas de calor o sequedad.

¿Qué hacer?

La primera medida es ocuparse de rehidratar al cuerpo, pero esto no puede lograrse solo a base de agua, ya que las sales son importantes y la oleosidad del cuerpo también.

La corrección de la sequedad corporal se puede conseguir con algunas de las siguientes medidas:

  • Bebe agua pura, no con azúcar refinada, conservantes o colorantes.
  • Evita el alcohol.
  • Tu dieta debe incluir hidratos de carbono saludables, como arroz integral, avena y productos de harina integral.
  • Prefiere frutas jugosas como la naranja, la mandarina, la pera, la papaya, la piña, las fresas. Si tienes diarrea importante, elige mejor la manzana y evita las otras por un par de días.
  • Si tienes diarrea, consume agua de arroz.
  • Incorpora grasas saludables: el ghee o mantequilla clarificada es la ideal. Puedes sumar también aceite de oliva o de coco.
  • Hidrata tu cuerpo con sustancias naturales. La más beneficiosa es el aceite de sésamo.

Ansiedad

La mente juega un papel muy importante en el mantenimiento de la salud o en su desequilibrio. La ansiedad y el estrés movilizan adrenalina en el cuerpo. El cuerpo se prepara para una lucha, que primitivamente hubiera durado unos segundos o minutos, pero mantener ese estado de manera prolongada genera serios desequilibrios.

Entre los problemas que ocasiona este aumento de adrenalina están:

  • Sequedad de la boca.
  • Estreñimiento.
  • Diarrea.
  • Falta de apetito.
  • Palpitaciones.
  • Insomnio.

¿Qué hacer?

Si crees que este es tu problema, debes intentar bajar tus niveles de estrés y ansiedad, evidentemente, esta forma de ver la vida te está haciendo daño.

Una técnica simple es la concentración en lo que haces: focalizar toda tu atención en tu respiración, en cómo caminas, en lo que escuchas, en las sensaciones de tu cuerpo. Esto requiere práctica. Puede ser que al principio te cueste mucho, pero cuando tu mente se vaya y vuelva hacia los "problemas", vuelve a focalizar. Cada vez será más fácil.

Tu cuerpo debe ir acompañando estos cambios, para ello, los alimentos de fácil digestión te proporcionarán bienestar y harán que tu equilibrio vuelva poco a poco.

Infecciones

Infecciones agudas que se presentan en las glándulas salivales pueden hacer que la producción de saliva disminuya, volviéndola más espesa, blanquecina y hasta con características purulentas, como mal olor o sabor y coloración verdosa.

Estas infecciones también pueden hacer que la glándula salival genere cálculos. En ese caso, se produce una obstrucción de la salida de saliva, lo cual puede hacer que sientas dolor, que tengas inflamación y que la saliva sea escasa.

El HIV es una infección viral crónica que también puede generar cambios en la salivación. Por un lado, al estar las defensas bajas, las infecciones bacterianas y por hongos son más frecuentes. Por otro lado, hay estudios que describen la presencia de xerostomía en pacientes con HIV aún sin infecciones. Hay quienes consideran que es debido a los fármacos que toman y otros que afirman que es debido a que la propia enfermedad genera cambios en la estructura de las glándulas salivales.

¿Qué hacer?

Enfocar el tratamiento en la curación de la infección es la clave. Además de los tratamientos médicos con antibióticos, antifúngicos y antivirales, es sumamente importante corregir los hábitos que trajeron la infección.

Revisar la alimentación y eliminar aquello que no sea saludable, descansar adecuadamente, beber suficiente agua y evitar tóxicos como el alcohol o el tabaco.

Consumo de sustancias

Algunas medicaciones y otras sustancias pueden generar una saliva espesa.

Fármacos

Entre los que pueden ocasionar xerostomía, están:

  • Diuréticos.
  • Antidepresivos.
  • Antihistamínicos.
  • Anfetaminas.
  • Broncodilatadores.

Si crees que una de las medicaciones que usas puede estar ocasionando estas molestias, es importante que hables con tu médico de cabecera para evaluar la posibilidad de cambiarlas o suspenderlas, pero intenta no hacerlo por tu lado porque a veces se requiere reducir la dosis poco a poco.

Alcohol, tabaco, drogas

Tanto las drogas socialmente aceptadas, como el tabaco y el alcohol, como aquellas que no son legales generan daño en el cuerpo, más aún cuando son consumidas con regularidad y si se padece adicción a ellas.

  • El alcohol deshidrata el organismo. Esto genera numerosos trastornos, entre ellos, una saliva más espumosa y blanquecina. Además, consumido de forma crónica provoca que las glándulas salivales aumenten de tamaño y se endurezcan, eso altera su función. Por otro lado, genera inflamación en la mucosa bucal.
  • El tabaco también actúa de manera local en la boca y la garganta resecando la mucosa, inflamándola y haciéndola más propensa a enfermedades como el cáncer. En el cuerpo, la nicotina provoca diferentes reacciones, entre ellas, una disminución de la producción de saliva, lo cual empeora los efectos locales.
  • Diferentes drogas, como la cocaína, generan sequedad bucal, esto es porque disminuyen la irrigación sanguínea normal y la producción de saliva.

Es importante que identifiques si este es tu problema y pidas ayuda. Estas sustancias son muy difíciles de dejar y requieren mucho compromiso y voluntad, lo cual es más simple si alguien te acompaña en ese camino.

Respirar por la boca

Si no respiras adecuadamente por la nariz, si hay secreciones o una obstrucción crónica, el aire ingresa irremediablemente por la boca. Esto ocasiona que sientas resequedad en la misma y que la saliva se note pastosa.

¿Qué hacer?

No basta con beber agua solamente, aunque puede ayudar mientras buscas la solución a la causa. Encontrar la razón por la cual tienes esa obstrucción y corregirla es clave para poder respirar adecuadamente.

Para la inflamación de cualquier tipo, es muy importante evitar los alimentos que la generan: procesados, exceso de lácteos, harinas y azúcar refinada.

Si existe una desviación de tabique, puede requerirse la corrección quirúrgica. Si hay alergia, debes evitar las sustancias que la genera.

Puede ayudarte a mantener la nariz despejada la limpieza con agua de mar, agua pura con sal marina o solución fisiológica hipertónica.

Diabetes

Esta enfermedad trae distintas consecuencias que terminan afectando a la salivación:

  • Hay una distribución alterada del líquido en el cuerpo con una menor llegada de irrigación a las glándulas salivales.
  • La mala digestión se manifiesta con acúmulos blanquecinos en la lengua, es por la acumulación de toxinas a nivel general.
  • Las glándulas salivales aumentan de tamaño y no producen saliva de manera adecuada. Se cree que puede ser por una alteración a nivel nervioso en las mismas.

¿Qué hacer?

Aquí también es fundamental ir a la causa raíz de los problemas. La medicación que se indica para tratar la diabetes sirve para bajar los niveles de azúcar y limitar las complicaciones, pero no resuelven la enfermedad.

En cambio, la modificación de hábitos sí pueden lograrlo. Comer más sano, dejar de lado procesados, harinas refinadas, exceso de carne y lácteos, hacer ejercicio a diario, descansar adecuadamente son algunos de los cambios que pueden ayudarte a volver a tener salud.

Menopausia

La mayor circulación hormonal puede hacer que haya una disminución en la producción de saliva. Cerca de la menopausia, las mujeres pueden tener ciertos desequilibrios que se ven favorecidos con una dieta poco saludable, el consumo de café, alcohol y tabaco, el exceso de ejercicio o la falta del mismo, los trastornos de sueño, entre otros.

¿Qué hacer?

Además de consumir una adecuada cantidad de líquido, procura que tus comidas sean untuosas y jugosas. Agrega aceite de oliva tras la cocción, incorpora el ghee o mantequilla clarificada a tu dieta, evita procesados.

Consume cereales integrales, frutas y verduras, semillas. Hidrata los frutos secos por varias horas antes de comerlos. Incorpora infusiones naturales, azúcar mascabo y miel.

Procura descansar adecuadamente, entre 6 y 8 horas por la noche, relaja tu mente y realiza ejercicio cada día de manera suave.

Síndrome de Sjögren

Se trata de una enfermedad autoinmune en la cual están afectadas directamente las glándulas salivales y otras productoras de secreciones. Por esta razón, baja la producción de saliva tornando la boca seca y pastosa.

¿Qué hacer?

Toma en cuenta las medidas que te hemos comentado previamente. Favorece todo aquello que vuelva el equilibrio a tu salud. Recuerda que no solo eres cuerpo, tu mente y tus emociones juegan un papel fundamental en tu recuperación.

Puedes ver más detalles sobre su tratamiento en el artículo Síndrome de Sjögren: qué es, síntomas y tratamiento.

Radioterapia

La radiación que se emite para tratar problemas tumorales en la cabeza y el cuello trae como consecuencia una resequedad en los tejidos y una disminución en la producción de saliva. Esto es así debido a que las glándulas salivales alteran su funcionamiento.

Además de la saliva blanca y espumosa, puedes sentir dificultad para tragar y masticar, ardor faríngeo y bucal, entre otros.

¿Qué hacer?

Suma alimentos ricos en agua para que la masticación sea menos dificultosa.

Puedes promover la producción de saliva con alimentos levemente ácidos, como las naranjas y las fresas. Agrega ghee o aceite de oliva al final de tus preparaciones. Puedes hacer buches con aceite de sésamo y también usarlo para olear tu cabeza y tu cuerpo. Esto te devolverá la hidratación que necesitas.

Este artículo es meramente informativo, en ONsalus.com no tenemos facultad para recetar tratamientos médicos ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar.

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Bibliografía
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