Sucralosa: qué es y efectos secundarios

Sucralosa: qué es y efectos secundarios

La modernidad y el boom de la vida saludable han traído consigo una gran cantidad de inventos y opciones al alcance de la gran mayoría de la población, ante los cuales hay que tener una mente con conocimiento y discernimiento claros para escoger los correctos, y ver más allá de las intenciones de mercado y beneficio económico detrás de muchos de estos productos con potenciales riesgos para la salud.

Un producto sumamente difundido en la actualidad es la sucralosa, más conocida por su nombre comercial Splenda. Esta es un edulcorante sintético utilizado con excesiva confianza en personas con diabetes, que desean controlar los niveles de insulina o simplemente quieren comer bajo en calorías. En este artículo de ONsalus dilucidamos sobre Splenda o sucralosa: qué es y efectos secundarios.

¿Qué es Splenda?

La sucralosa (C12H19Cl3O8) es un edulcorante accidentalmente descubierto en 1976, el cual resultó ser mucho más dulce que la sacarosa o azúcar refinado común y otros edulcorantes que se han descubierto hasta la actualidad. Ante el asombro de dicho beneficio y después de más de una década y media de pruebas, fue aprobado para su producción y consumo al público en general.

Además, aporta muchas menos calorías que el azúcar común y, aparentemente, ayudaba o era menos ofensivo en personas con síndrome metabólico y diabetes. Aún hoy en día, encontramos cómo la sucralosa es utilizada para gran cantidad de productos light modernos en casi todos los lugares del mundo donde la industria alimentaria se ha hecho paso.

Sin embargo, ya sea por falta de conocimiento o sesgo mediático voluntario, poco se dio a conocer a la sociedad la verdad completa sobre la Splenda, es decir, que este edulcorante tenía sus sombras y efectos perjudiciales, e incluso que algunos de los efectos mencionados no eran tan del todo ciertos.

Splenda y los daños a la microbiota intestinal

En nuestros intestinos existen bacterias y microorganismos, llamadas en su conjunto flora intestinal o microbiota, que asisten en el proceso digestivo y regulan, entre otras cosas, el pH o nivel acidez en los órganos intestinales. Dentro de la microbiota existen tanto bacterias que acidifican el pH como las que lo alcalinizan y ambas son necesarias para una buena salud digestiva.

Estudios científicos han descubierto que en realidad la sucralosa -así como otros edulcorantes artificiales- destruye una importante cantidad de la microbiota (hasta un 50%), favoreciendo a desequilibrios en nuestro sistema digestivo. Esto conlleva a que la persona que consume frecuentemente este edulcorante sea propensa a presentar:

  • Desórdenes metabólicos
  • Problemas de regulación del apetito y ansiedad
  • Acidez estomacal
  • Diarrea y estreñimiento
  • Mala absorción de nutrientes
  • Alteraciones inmunes y autoinmunes

Entre otras afecciones importantes por descubrir, pues la microbiota intestinal se vincula a gran cantidad de procesos orgánicos fundamentales.

Sucralosa: peligros al calentarse

Otra voz muy fuerte a favor de la Splenda es que a diferencia de otros edulcorantes, no se daña al cocinar ni cambia su sabor, razón por la cual es segura. Sin embargo, estudios recientes han dejado en evidencia que a partir de los 120º Celsius sí se producen alteraciones químicas en ella que liberan un tipo de dioxina internacionalmente reconocida como peligrosa denominada cloropropano, claramente identificada como tóxica.

Splenda: efectos secundarios a nivel metabólico

Paradójicamente, este endulzante ampliamente utilizados en diabéticos y personas que buscan cuidar su figura y el apetito, es más capaz de producir alteraciones tanto en las ganas de comer como en la capacidad del organismo para manejar la energía recibida en los alimentos y la conversión de dichas calorías en grasa.

En cuanto al apetito, la razón es que al entrar al cuerpo, este percibe la entrada de la sucralosa como si está entrando gran cantidad de azúcar y el organismo se prepara para ello realmente. Entonces, cuando se da cuenta que no ha recibido lo que esperaba, pero los procesos bioquímicos para recibirlos siguen activos, su solución es seguir enviando señales de hambre al organismo para que continúe buscando alimento. Este efecto se da especialmente en comidas pequeñas o al consumir jugos y cafés.

Por otra parte, el desorden metabólico puede verse favorecido tanto al primer factor ya comentado en este artículo, como a que su genotoxicidad altera el ADN de nuestras células, haciendo correr entre otros potenciales riesgos, que la programación para el uso y asimilación de las calorías en cada una de ellas se vicie o "desconfigure", abriendo paso así a los desórdenes metabólicos y contribuyendo a:

  • La obesidad.
  • Hígado graso tipo no alcohólico.
  • Acumulación de grasa visceral tóxica en otros órganos, como por ejemplo, el corazón.

Este artículo es meramente informativo, en ONsalus.com no tenemos facultad para recetar tratamientos médicos ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar.

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