Tipos de cirrosis y sus causas

Tipos de cirrosis y sus causas

La cirrosis es una enfermedad hepática que hace referencia a la cicatrización del hígado y al deterioro y mal funcionamiento del mismo. Se produce cuando el tejido sano hepático se sustituye por un tejido cicatrical, el cual, entre otras cosas, provoca un bloqueo de la circulación de la sangre a través del hígado. En consecuencia, este órgano vital no puede desempeñar sus funciones con normalidad. Las causas de su padecimiento pueden ser varias, pero son más frecuentes los casos de cirrosis alcohólica y los vinculados al virus de la hepatitis. En el siguiente artículo de ONsalus vamos a detalles cuáles son todos los tipos de cirrosis y sus causas, así como sus síntomas y el tratamiento más adecuado.

Cirrosis: causas

La cirrosis hepática es la consecuencia directa del padecimiento de una enfermedad prolongada en el hígado. A pesar de que las causas de la cirrosis pueden ser varias, las más comunes son:

  • Consumo excesivo de alcohol.
  • Infecciones por hepatitis B o C.

En cuanto a las causas menos frecuentes de esta enfermedad, se encuentran las siguientes:

  • Enfermedades autoinmunitarias: cuando el sistema inmunitario por error ataca a las células sanas del hígado.
  • Consumo de algunos medicamentos.
  • Enfermedades en el hígado hereditarias, como puede ser el caso de hemocromatosis, deficiencia de antitripsina o enfermedad de Wilson.
  • Obesidad.
  • Problemas en las vías biliares.

Tipos de cirrosis hepática

Según cual sea la causa del deterioro y mal funcionamiento del hígado, se distinguen diferentes tipos de cirrosis hepática, por lo que es muy importante conocerlos todos para saber cuál será el tratamiento médico a seguir en cada uno de los casos.

Cirrosis hepática alcohólica

Este tipo de cirrosis nutricional o portal está ocasionada por un consumo excesivo y prolongado de bebidas alcohólicas y es la causa más común y frecuente de cirrosis hepática. Aquellas personas que beben mucho alcohol durante un periodo de tiempo de 10 años tienen un 70% de probabilidad de padecer esta enfermedad hepática en su vida. El alcohol puede llegar a envenenar las células sanas del hígado y ocasionar que se inflamen y mueran.

Cirrosis vinculada a la hepatitis

Esta es la cirrosis causada por una infección del virus de la hepatitis, la cual provoca una inflamación del hígado. Concretamente, la hepatits B y hepatitis C son las causantes de la cicatrización del hígado.

Cirrosis criptogénica

Este tipo de cirrosis hace referencia a la enfermedad hepática cuando se desconoce la causa exacta que la provoca. Por lo general, si se realiza una biopsia del hígado, es posible saber cuál es la causa de cirrosis y el tipo de la misma.

Cirrosis biliar primaria

En este caso, es un fallo en el sistema inmunitario lo que provoca el padecimiento de la cirrosis. Se ataca erróneamente a las células sanas del hígado y estas cuando se pierden, son sustituidas por tejido cicatrizado, el cual se extiende, posteriormente, por todo el órgano. También se ve atacado y destruido el conducto biliar.

Cirrosis biliar secundaria

La cirrosis se desarrolla debido a una obstrucción de las vías biliares, ya que el tejido cicatrizado es el que va sustituyendo a las células de los conductos destruidos.

Colangitis esclerosante primaria

En esta afección, las vías biliares se inflaman y el conducto biliar se estrecha, lo cual impide que la bilis se movilice fuera del hígado. Esto, posteriormente, deriva en una cirrosis y en una insuficiencia hepática si el tejido cicatrizado se propaga a las células sanas del hígado.

Cirrosis: síntomas

Una vez conocidos todos los tipos de cirrosis hepática, veamos cuáles son los principales síntomas de esta enfermedad. En un inicio, es posible que sea asintomática o que la aparición de los diferentes síntomas se produzca de manera lenta y progresiva. Los signos y síntomas iniciales de la cirrosis son:

  • Pérdida de apetito.
  • Cansancio y debilidad.
  • Náuseas y/o vómitos.
  • Pérdida de peso.
  • Hinchazón del abdomen.
  • Arañas vasculares.

Cuando la enfermedad ya se encuentra en etapas más avanzadas, los síntomas pueden abarcar:

  • Ictericia: coloración amarillenta en la piel, la parte blanca de los ojos y las membranas mucosas.
  • Ascitis y edemas.
  • Hemorragia y moretones.
  • Aumento de la presión sanguínea en la vena porta.
  • Varices esofágicas.
  • Esplenomegalia o bazo inflamado.
  • Cálculos biliares.
  • Diabetes tipo 2.
  • Heces con color pálido.
  • Enrojecimiento en las palmas de las manos.

Cirrosis: tratamiento

En cuanto al tratamiento de la cirrosis, debemos decir que no hay un tratamiento específico que tenga la capacidad de curar esta enfermedad por completo. Por ello, los tratamientos suelen estar dirigidos a reducir y aliviar los síntomas de la misma. Pueden incluir lo siguiente:

  • Fármacos: administración de medicamentos que ayuden a frenar el avance de la enfermedad y a reducir el dolor, la fatiga, la debilidad y otros síntomas.
  • Hábitos de vida saludables: además de una dieta saludable baja en sodio, se debe eliminar el consumo de alcohol y tratar de adelgazar si se sufre de sobrepeso.
  • Reducir la presión sanguínea a través de endoprótesos vasculares, lo cual además es eficaz en caso de retención de líquidos y edemas o sangrados venosos en el esófago y estómago.
  • Mejorar el paso de la bilis: se estiran las vías biliares con un endoscopio, lo cual permite eliminar los cálculos biliares que no dejan pasar la bilis.
  • Trasplante de hígado: se puede valorar la opción de trasplantar el hígado en aquellos casos más avanzados de la enfermedad.

Este artículo es meramente informativo, en ONsalus.com no tenemos facultad para recetar tratamientos médicos ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar.

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