Qué significa la ausencia de flujo vaginal

La falta o disminución de estrógenos es una de las causas orgánicas más habituales por las que se produce la sequedad vaginal.

En relación a esto, durante el ciclo menstrual, la cantidad y viscosidad de la mucosa vaginal varía significativamente debido a la fluctuación en la producción de estas hormonas, particularmente la de los estrógenos, producida en la fase de maduración del óvulo, justamente antes de ser liberado por el ovario. Por esta razón, en el período menstrual la lubricación se reduce considerablemente.

Durante el embarazo y período de lactancia, la ausencia de flujo vaginal es común, ya que el sistema hormonal está alterado, produciendo menor cantidad de estrógenos y, en consecuencia, una reducción en la lubricación vaginal.

Asimismo, las mujeres que amamantan presentan niveles bajos de estradiol debido a la segregación de prolactina, lo cual conlleva a una inhibición en la producción de estrógenos, afectando también a la hidratación vaginal.

No obstante, cuando aparece nuevamente la menstruación y los niveles hormonales comienzan a equilibrarse, la sequedad en la vagina desaparece.

En el proceso de menopausia también la mujer suele evidenciar ausencia o falta de flujo vaginal, puesto que en este lapso la función ovárica suprime su actividad, disminuyendo notoriamente la producción de estrógenos.

Dentro de este contexto, la zona vaginal de la mujer durante la menopausia sufre cambios considerables, la pared se debilita, la flora vaginal se pierde, el pH cambia y las glándulas vaginales se contraen, disminuyendo la lubricación y propiciando la sequedad vaginal.

La vaginitis atrófica es una inflamación de los tejidos de la vagina que se produce por niveles bajos de estrógeno en el organismo. Generalmente, las mujeres después de la menopausia padecen de esta afección. Es muy común que se altere el equilibrio químico de la vagina, se debilite su pared y provoque sequedad en toda la zona intima.

Esta situación hace que las relaciones sexuales sean muy dolorosas y aparezcan malestares urinarios incómodos, como ardor y necesidad recurrente de orinar, ya que la lubricación disminuye considerablemente.

No obstante, también esta afección puede aparecer después de una extirpación quirúrgica de ovarios, radioterapia y quimioterapia.

Ciertos medicamentos, como los antihistamínicos, antidepresivos, píldoras anticonceptivas o fármacos utilizados para el tratamiento de cáncer de mama, de ovario o útero, pueden provocar la ausencia de flujo vaginal como un efecto secundario.

En ocasiones, algunos fármacos como los anticonceptivos pueden generar fluctuaciones leves en los niveles hormonales y un desequilibrio en la proporción de estrógenos y progesterona, provocando sequedad vaginal.

Igualmente, los medicamentos para el refriado y las alergias, tienden reducir el este tipo de flujo, puesto que estrechan los vasos sanguíneos, con la finalidad de disminuir la humedad, y minimizar la mucosidad en todo el cuerpo, incluyendo la vagina.

La diabetes es una enfermedad vinculada a una alta concentración de glucosa en la sangre. Es una patología de cuidado, que se debe atender apropiadamente, ya que suele dañar los vasos sanguíneos y los nervios.

En las mujeres, cuando no se controlan correctamente los niveles de glucosa en sangre, algunas partes del organismo se lesionan, entre ellas, los órganos genitales, desencadenando problemas sexuales y urinarios.

Al respecto, la enfermedad puede ocasionar en algunas mujeres daños en los nervios y disminución del flujo sanguíneo a los genitales, afectando a la lubricación adecuada en la vagina, particularmente, durante la estimulación sexual. Esto conlleva a encuentros sexuales incómodos y dolorosos por la ausencia de flujo vaginal.

El síndrome de Sjögren es un trastorno del sistema inmunológico, en el que erróneamente ataca a las células y tejidos del cuerpo humano. Su causa no está definida, sin embargo, ciertas infecciones por virus o cepas bacterianas pueden detonar esta enfermedad.

Este síndrome ataca a las membranas mucosas y las glándulas que producen humedad en los ojos y la boca, provocando menos cantidad de saliva y lágrimas.

Adicionalmente, las mujeres que padecen esta afección suelen presentar sequedad vaginal, dolor durante la relación sexual y mayor probabilidad de contraer infecciones ginecológicas debido a la inflamación de las glándulas vaginales.

Los episodios de estrés de manera recurrente, normalmente, generan un aumento de cortisol en la sangre y un desequilibrio en la secreción de la hormona epinefrina, que interfiere con el ciclo normal de respuesta sexual del cuerpo, afectando a nivel de hidratación vaginal.

En atención a esto, las mujeres que tienen niveles elevados de estrés en su cotidianidad pueden manifestar rápidamente tensión en la zona de la pelvis y sentir gran dolor, además de presentar cambios en el flujo vaginal, disminuyendo significativamente, sobre todo, durante el acto sexual.

El tabaquismo afecta considerablemente a la producción de óxido nítrico, encargado de dilatar los vasos sanguíneos del cuerpo humano. Esto interfiere en la sensibilidad sexual, especialmente, en las mujeres, ya que la libido disminuye con facilidad y el flujo vaginal se reduce.

Las sustancias químicas que contiene el tabaco afectan al deseo sexual porque intervienen en los neurotransmisores, moléculas determinantes en la transferencia de estímulos nerviosos.

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