Cuidados y dieta después de una operación de vesícula

Luego de una cirugía de vesícula, el principal síntoma que sentirá será un dolor en la región abdominal derecha debido a la incisión realizada o a la presencia de gases residual en el abdomen, dependiendo del tipo de cirugía que haya recibido. El dolor disminuirá con el paso de los días, hasta pasadas aproximadamente 2 semanas. Esta zona tendrá, además, la aparición de de hematomas debido al traumatismo que la cirugía como tal ocasiona.

Otra sensación que puede tener es la de un dolor o molestia de la garganta debido a los tubos que se usan durante el procedimiento para la anestesia y la ventilación. Una consecuencia bastante común inmediatamente después de la cirugía es la sensación de náuseas y ganas de vomitar, que es un efecto secundario de la anestesia general.

Durante la recuperación de la operación de vesícula, el cuidado más importante que debe tener es evitar el esfuerzo físico, debido a que si se somete la herida fresca a un estrés, la tensión de los músculos o los movimientos pueden producir sangrados o intensificar el dolor.

Si bien es bueno dar pequeñas caminatas, y se pueden hacer actividades ligeras como subir escaleras o quehaceres que no requieran mucho esfuerzo, se debe evitar levantar peso y exigirse mucho en otro tipo de ejercicios. Cada día mejoraran los síntomas y será posible incrementar paulatinamente el esfuerzo, hasta completada la recuperación después de 4 a 8 semanas.

Otro punto importante es la medicación. Para controlar el dolor su médico le recetara algunos analgésicos y antiinflamatorios que debe tomar con regularidad, pero aún mas importante que los analgésicos son los antibióticos que le indique, ya que son los que evitaran la aparición de alguna infección que pueda agravar notablemente la recuperación.

Tras la cirugía tendrá en su abdomen una herida de aproximadamente 15 centímetros de largo, que estará cerrada bien sea por suturas o grapas. Esta herida puede ser mucho más pequeña o pueden ser varias heridas pequeñas, dependiendo del tipo de cirugía que le hayan realizado.

Sobre la herida tendrá un apósito de gasa que cumple la función de proteger la herida. El médico suele indicar el cambio de este apósito de forma diaria, lo cual es indispensable principalmente debido a las duchas. La herida se debe lavar y mantener limpia con el uso de jabón y agua, además cualquier antiséptico que le haya indicado el médico. Es preferible que los baños se tomen en ducha y no en bañera para no sumergir la herida en agua.

Existe la posibilidad de que el cirujano deje unos tubos en el abdomen, que tienen la función de drenar la bilis y otros líquidos que se acumulan en el abdomen durante el proceso de recuperación.

Existen suturas que no requieren ser retiradas debido a que se desintegran con el tiempo, pero en caso de requerirlo, o para eliminar grapas y los tubos mencionados el médico le dará una fecha para volver a la consulta, que por lo general será después de un tiempo de alrededor de 2 semanas.

La vesícula biliar es un órgano que se encarga de recolectar la bilis que se produce en el hígado, que es una sustancia que se vierte al inicio del intestino delgado cuando comemos para contribuir con la digestión de los alimentos, específicamente la de las grasas que consumimos.

Después de una cirugía en la que se remueve la vesícula biliar, es de esperar que la digestión de las grasas no sea igual de eficiente. Además, debido a que el hígado ya no tiene la vesícula para depositar la bilis, esta sustancia se vierte de forma continua en el intestino. La llegada de la bilis al intestino sin alimentos implica que va a llegar integra al intestino grueso, lo cual causa diarrea.

De igual manera, cuando una persona sin vesícula ingiere demasiadas grasas, estos alimentos llegan al intestino sin digerir, o parcialmente digeridos, produciendo por su propia cuenta diarrea, sumándose e intensificando el efecto de la propia bilis en el intestino grueso. Como consecuencia, una persona que no modifique su dieta puede tener periodos de diarrea que pueden durar incluso años, trayendo consigo todas sus consecuencias.

Como recomendaciones generales para la dieta, se recomienda dividir las comidas para comer porciones más pequeñas en 5 o 6 comidas. Es mejor comer lento y asegurarse de masticar bien la comida para facilitar la digestión de los alimentos.

Los alimentos que se recomiendan son los que tengan poca o nada de grasa y ricos en fibra. Como ejemplos de poca grasa encontramos las siguientes carnes:

• Carne de vaca magra
• Pechuga de pollo sin piel
• Jamón sin grasa
• Pescados blancos

Los alimentos ricos en fibra como el arroz y pan integral son recomendados ya que pueden disminuir la diarrea al hacer las heces más firmes. Esto incluye el consumo de frutas, vegetales y granos, como por ejemplo:

• Lentejas
• Frijoles
• Manzana
• Pera
• Zanahoria

Los alimentos que se deben evitar son principalmente los que contenga alto contenido de grasas como:

• Carne de cerdo
• Cordero
• Gallina
• Carnes procesadas como embutidos y hamburguesas

Los lácteos muchas veces causan intolerancia, pero no siempre, y puede ser una opción. Por otro lado, se debe evitar en todo momento el consumo de alcohol debido a su impacto sobre el hígado, así como ciertos alimentos que estimulan la producción de bilis, como por ejemplo:

• Frutas cítricas
• Espinaca
• Café

Este artículo es meramente informativo, en ONsalus.com no tenemos facultad para recetar tratamientos médicos ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar.

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