Cómo queda el útero después de un aborto

El aborto es un procedimiento más común de lo que imaginamos. Un alto porcentaje de mujeres, aproximadamente entre el 20 y 25%, según estudios científicos, han tenido un aborto en su vida, sobre todo, mujeres con edades comprendidas entre los 40 y 45 años de edad.

Normalmente, cuando el aborto es espontáneo, se produce en las primeras 9 semanas de gestación, en el primer trimestre de embarazo. Sin embargo, no siempre es así, ya que cada condición es particular. Por otra parte, el aborto también puede ser inducido con medicamento o quirúrgico, dependiendo de qué tan avanzado esté el embarazo.

Independientemente de cada situación, es fundamental atenderlo de manera apropiada y bajo supervisión médica para evitar riesgos, asegurar una pronta recuperación y tratar que el útero sufra los menos daños posibles.

Después de un aborto, el útero se debilita debido al desprendimiento del feto y a la gran cantidad de sangre que pierde. Realmente, el cuerpo sufre un gran cambio físico y emocional, que amerita de tiempo para recuperarse y volver a la normalidad. Después de un aborto pueden producirse ciertos síntomas como:

• Sangrado vaginal: muy parecido a la menstruación, justamente es la sangre del área donde la placenta estaba sujeta al útero y del revestimiento del mismo. Los primeros días suele ser intenso, después del quinto día el sangrado cambia a rosado y, finalmente, a marrón. Este malestar puede durar hasta 20 días.
• Dolor en el vientre y la espalda baja: normalmente, estos dolores aparecen los primeros días y pueden continuar hasta el primer período postaborto. Casi siempre se alivian con analgésicos y compresas de agua caliente aplicadas en la zona del vientre.
• Sensibilidad en los senos: después de un aborto, los senos usualmente quedan sensibles y, además, pueden presentar pérdida de líquido los primeros días. Este malestar en normal y dura poco.

Es importante resaltar que en algunas circunstancias se pueden presentar otros malestares más intensos, como fiebre, mareos, vómitos y abundante sangrado vaginal, que suelen complicar la salud de la paciente y pueden ocasionar daños irreversibles en el organismo, por lo que es fundamental acudir inmediatamente al médico ante estas dolencias.

El útero después de un aborto queda afectado a consecuencia de la remoción del feto y el sangrado continuo que allí se genera, justamente los primeros días. Este órgano después de la pérdida intenta encogerse o reducir su tamaño para volver al que tenía anterior al embarazo.

No obstante, el daño del útero puede variar dependiendo de la circunstancias del aborto, es decir, si sucedió de manera espontánea o, por el contrario, fue inducido, ya que que normalmente suelen ocurrir en semanas de gestación distinta. A continuación, te explicamos cómo queda el útero en cada situación:

Aborto espontáneo

El aborto espontáneo ocurre casi siempre antes de la semana 20 de embarazo por diversas razones. Por lo general, sucede en el primer trimestre, iniciando el proceso de gestación, tanto es así que a veces la mujer a veces ni sabe que está embarazada.

Después de este suceso, la mujer suele presentar retortijones o calambres uterinos, específicamente los 3 primeros días, los cuales se alivian posteriormente y son menos incómodos, justamente porque el útero se está encogiendo intentando volver a su tamaño normal y las paredes de su interior tratan de cerrarse.

El cuerpo puede tardar en recuperarse por completo entre 4 a 6 meses debido a las alteraciones hormonales que involucra este suceso. Durante este tiempo, la mujer puede presentar sangrado vaginal, fatiga e incomodidad en los pechos, sin embargo, la mayoría recobra sus actividades rutinarias rápidamente, puesto que el útero no queda muy afectado y vuelve a su estado normal sin complicaciones.

Aborto provocado

El aborto inducido es una práctica más invasiva con respecto al espontáneo, que puede realizarse antes de las 20 semanas de gestación para evitar complicaciones, aunque en algunas circunstancias especiales puede plantearse después de este tiempo.

Con esta interrupción del embarazo, el útero tiende a sufrir más daño, puesto que para extraer por completo el feto se involucran métodos farmacológicos e instrumentales que generan contracciones más intensas en el músculo uterino y se manipulan tejidos sensibles en esa área.

En este sentido, debido al procedimiento, el útero después del aborto inducido queda más adolorido e inflamado con respecto a un aborto espontáneo, ya que al retirar el feto o embrión quirúrgicamente se manipula considerablemente el útero y las zonas cercanas, ocasionando raspajes, movilización de este órgano y lesiones en su mucosa y músculo.

Todo esto puede producir grandes molestias, entuertos, sangrados vaginales y dolor de vientre, que suelen durar entre 1 y 3 semanas, aunque esto dependerá del tiempo de gestación en el que se practicó el aborto, por lo que mientras más temprano se haya realizado, menos tiempo durarán las dolencias.

En estos casos, la recuperación es más lenta, no obstante, cumpliendo adecuadamente las indicaciones médicas y realizando el reposo y descanso apropiado, la paciente puede recuperar por completo su rutina cotidiana.

Para recuperar el útero y lograr que vuelva a tener unas condiciones óptimas, es necesario descansar, mantener una buena higiene íntima y seguir una dieta saludable y equilibrada. Estos hábitos ayudarán a tener una recuperación más rápida y a evitar cualquier tipo de infección. En este sentido, ten en cuenta recomendaciones como las siguientes:

• No realices duchas vaginales y baños de asiento.
• Evita las relaciones sexuales: especialmente en los primeros días después del aborto en los que hay sangrado. Lo recomendable es abstenerse al menos 40 días.
• Descansa lo suficiente: el reposo es indispensable, sobre todo, las primeras semanas, para recuperar la energía y permitir que el útero cómodamente vuelva a su tamaño. Evita hacer esfuerzos físicos.
• Sigue una dieta equilibrada: consume abundantes frutas y vegetales, minimizando por otro lado los alimentos ricos en azúcares, carbohidratos y grasas.
• No consumas alcohol ni tabaco: esto altera la circulación sanguínea y, por ende, influye en la recuperación efectiva del útero y el cuerpo.
• Toma mucho líquido: la ingesta de líquido ayuda a fortalecer las paredes del útero significativamente. Toma jugo ricos en vitamina C, como la naranja, piña y mango.

Es fundamental poner en marcha estas recomendaciones para fortalecer y regenerar el útero y ayudar a una completa recuperación del organismo.

Este artículo es meramente informativo, en ONsalus.com no tenemos facultad para recetar tratamientos médicos ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar.

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