Espina bífida: tipos, causas, síntomas y tratamiento
La espina bífida es una anomalía que se desarrolla durante la gestación cuya malformación inicia con el tubo neural durante la cuarta semana del embarazo. Al final del quinto mes los arcos vertebrales posteriores no cierran completamente dejando descubierta la médula espinal y sin una protección ósea que la delimite.
Frecuentemente esta malformación se presenta en la zona baja de la espalda, lumbar y sacra, pero igualmente puede desarrollarse en cualquier parte de la columna vertebral. En sus variantes graves, mayormente hay una dependencia médica y produce incapacidades físicas.
Este trastorno tiene una frecuencia de incidencia de 1 o 2 bebés afectados por 1000 bebés que nacen vivos y los riesgos de que se produzca están latentes en todo embarazo, aunque hay factores con mayor predisposición. Por este motivo, en ONsalus te informamos acerca de la espina bífida: tipos, causas, síntomas y tratamiento.
Espina bífida oculta
La malformación que origina el tubo neural se puede dar en diversas variantes, unas más graves y más frecuentes que otras. En la espina bífida oculta, el desarrollo de los arcos vertebrales son incompletos pero no hay alteración en la médula espinal, es decir, no hay una extensión de las meninges ni herniación que comprometa los nervios, puesto que la malformación de la espina permanece por debajo de la piel.
Este tipo de espina bífida no suele tener complicaciones y se presenta mayormente en la zona lumbar baja.
Espina bífida abierta o quística
Esta categoría representa las situaciones más graves y la malformación es evidente, pudiendo apreciarse un bulto en el lugar afectado de la espalda. Las variantes en las que se divide son:
- Meningocele. Se desarrolla como un quiste o hernia de las meninges y está lleno de líquido cefalorraquídeo. En ocasiones puede contener una parte de la médula o de las raíces, aunque estas funcionan correctamente. Normalmente, esta protuberancia está cubierta de piel, pero puede haber casos en los que no la presentan. Su frecuencia es de 10-15% en pacientes de espina bífida quística. Es de bajo riesgo, ya que no suele haber daños en la médula espinal ni perdida de los impulsos nerviosos.
- Mielomeningocele. En esta forma de espina bífida quística la protuberancia de las meninges contiene líquido cefalorraquídeo y partes de la médula espinal, comprometiendo las raíces nerviosas y afectando seriamente las funciones neurológicas. El quiste no tiene una capa de piel que lo cubra, por lo que el tejido se encuentra expuesto. Se presenta en el 80% de los casos de espina bífida quística y es la variante más grave, debido a las numerosas complicaciones que pueden producirse, como meningitis, hidrocefalia y parálisis parcial o completa del cuerpo por debajo del lugar de la malformación, con posibilidades de disfunción intestinal y urinaria.
- Lipomeningocele. A diferencia de las otras variantes de espina bífida quística, la protuberancia contiene tejido lipomatoso y se filtra a través de los arcos vertebrales incompletos, entrando en contacto con la cavidad medular y presionándola, por lo que podrían verse afectados las funciones de la misma y los nervios. Es una variante poco común, pero considerada grave por las posibles alteraciones neurológicas que pueden producirse al comprimir la médula, llegando a producir parálisis parcial. No obstante, existen casos en los que existe una sintomatología leve.
Posibles causas de espina bífida
No se tiene certeza del por qué en ocasiones el tubo neural no se desarrolla normalmente, pero existen hipótesis sobre los factores que podrían intervenir en el origen de la espina bífida, los cuales son:
- Déficit de nutrientes antes y durante el embarazo, se considera la primera causa de espina bífida. Es importante la ingesta recomendada de ácido fólico y vitamina B, principalmente para el buen desarrollo del tubo neural y el resto del organismo, evitando así muchos tipos de trastornos.
- Factores genéticos. Puede haber una mutación en uno o más genes que propicien la alteración en el desarrollo del tubo neural o algún otro elemento que frene su correcta formación.
- Antecedentes familiares. El riesgo de que un bebé nazca con espina bífida aumenta si algún hermano la presenta o se han dado varios casos en la familia.
- Enfermedades en la embarazada. El consumo de ciertas hormonas o fármacos, como la insulina o anticonvulsivos, e incluso enfermedades como la obesidad, incrementan el riesgo de que el bebé presente espina bífida.
Principales síntomas de espina bífida
Los síntomas de espina bífida dependerán del tipo de trastorno y la predisposición de la persona. En el caso de espina bífida oculta, frecuentemente no hay signos visibles, pero en el lugar de la malformación de la columna vertebral se podría presentar una hendidura pequeña, una marca de nacimiento sobre la piel o un mechón de pelos.
Por otro lado, en la espina bífida quística se observa en la espalda un bulto o protuberancia lleno de líquido que se extiende por la médula espinal. De acuerdo con la variante de este trastorno, puede o no haber una capa de piel que cubra la protuberancia. Si esta no está presenta el tejido de la médula espinal se encuentra expuesto y propenso a infecciones de varios tipos.
Tratamiento para aliviar los síntomas de espina bífida
No existe un tratamiento para corregir la espina bífida, los daños que se hayan producido o la pérdida de los nervios involucrados. No obstante, pueden realizarse una serie de métodos para controlar y evitar futuras lesiones; estos dependerán del tipo de espina bífida y posiblemente se intervenga en las primeras horas del nacimiento.
El paciente con espina bífida oculta no necesita, generalmente, un tratamiento ni cirugía, ya que no suele involucrar los nervios ni produce otras lesiones. Sin embargo, quizás sea conveniente que visite al médico para revisiones periódicas, a menos que le indique lo contrario. La intervención quirúrgica en las variantes de espina bífida quística es imprescindible. Consiste en eliminar el bulto o protuberancia con líquido que se observa en la espalda, tratando de conservar la mayor proporción de tejido neurológico, y cerrando la lesión. Con esto, además de reducir y evitar más daños en los tejidos y nervios, se previenen infecciones por la exposición de los tejidos a microorganismos dañinos y complicaciones como meningitis e incluso parálisis.
Cuando otros elementos del cuerpo se han visto comprometidos se prosigue a algunas cirugías para remediarlos, como ocurre al producirse hidrocefalia y tiene que drenarse el líquido cefalorraquídeo, o para mejorar las funciones de las extremidades o cadera.
Por otra parte, posiblemente se requiera de tratamientos fisioterapéuticos dirigidos mayormente a la realización de ejercicios físicos, aunque pueden ir acompañados de otras técnicas utilizando luz, calor, frío o agua. El propósito es ayudar a que el paciente se movilice con mayor facilidad y otorgarle hasta cierto grado independencia. No obstante, el resultado de los ejercicios dependerá de las lesiones que haya producido la espina bífida. Las técnicas fisioterapéuticas serán establecidas por el especialista y se irán modificando según lo requieran las necesidades del paciente con espina bífida. Asimismo, en muchos casos es necesario el uso de aparatos ortopédicos, como muletas o sillas de ruedas.
Este artículo es meramente informativo, en ONsalus.com no tenemos facultad para recetar tratamientos médicos ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar.
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