Quistes en el cuello uterino: causas, síntomas y tratamiento

Los quistes en el cuello uterino son en su mayoría los llamados huevos o quistes de Naboth. Son tan frecuentes que son considerados una variante normal del cuello del útero y no ocasionan mayores problemas.

El cérvix tiene dos tipos de recubrimiento: uno más externo, similar al que existe en la vagina, y otro interno con más glándulas que secretan moco.

Los quistes aparecen cuando una de las glándulas se tapa con el tejido más externo del cuello del útero. Al taparse el espacio por donde deben salir las secreciones desde las glándulas, se acumula líquido. Esto genera que se forme el quiste, con una apariencia de "pequeña ampolla" con líquido en su interior.

Suele no ocasionar síntomas y, de hecho, se detecta la mayoría de las veces en un ultrasonido. No acarrea mayores complicaciones, no produce infertilidad ni tampoco tiene relación con el cáncer.

En algunos casos muy raros, puede crecer mucho y ocasionar mayores molestias como dolor, sensación de peso en el abdomen o incluso sangrado, pero no es para nada habitual.

¿Qué hacer?

Si te detectan "quistes en el cuello del útero", lo más probable es que sean estos quistes de Naboth. Como te hemos comentado, no suelen generar síntomas ni otras complicaciones, por lo tanto, no suelen requerir ningún tratamiento.

En algunas ocasiones, puede prestar confusión con otras lesiones similares y puede ser necesario realizar una toma de muestra de la lesión.

Cervicitis es el nombre que se le da a la inflamación del tejido del cuello uterino. Esta inflamación puede ser causada por:

• Una infección de transmisión sexual (como la gonorrea o la clamidia).
• Vaginosis bacteriana.
• Una infección por virus herpes.
• Alergia o una reacción a alguna sustancia irritante (como, por ejemplo, los espermicidas o jabones).

La cervicitis suele presentarse sin síntomas, pero también puede manifestarse con:

• Flujo vaginal.
• Molestias al orinar.
• Dolor.
• Dolor en las relaciones sexuales.
• Sangrado.
• Infertilidad.

Es poco frecuente, pero puede que se presente con una variedad quística, en cuyo caso debe diferenciarse de otros problemas que se presentan de esa manera.

¿Qué hacer?

Dependiendo de la causa de la inflamación, se deberá seguir un tratamiento u otro.

Una o un profesional médico prescribirá un antibiótico o antiviral si corresponde, pueden indicarse óvulos o bien medicación por vía oral.

Debe evitarse el uso de sustancias o elementos irritantes (jabones, espermicidas, tampones, etc.).

Es importante evitar las relaciones sexuales en el período agudo de la enfermedad o según indicación médica para que la recuperación sea más rápida.

Si se trata de una enfermedad que se transmite por vía sexual, es crucial descartar otras enfermedades más graves que pueden contagiarse de la misma manera como HIV o hepatitis. Además, tu pareja o parejas sexuales deberían también realizarse revisiones médicas para saber si también padecen alguna infección.

Se trata de cambios en los tejidos de la zona interna del cuello del útero. Suele presentarse con más frecuencia antes de los 50 años y suele relacionarse con una respuesta al aumento de las hormonas presentes en la edad fértil, incluso hay quienes sugieren que puede tener relación con el consumo de anticonceptivos hormonales o que puede surgir tras un embarazo.

De todas maneras, no todas las mujeres sufren estos cambios y es más frecuente en quienes padecen otros problemas de salud asociados.

Puede no dar síntomas, pero también puede asociarse a flujo vaginal y molestias al mantener relaciones sexuales.

¿Qué hacer?

Si se detecta casualmente y no hay síntomas, es aconsejable realizar un seguimiento para saber si aumenta de tamaño o se extiende.

Como es similar a otros problemas más graves en el cuello del útero, es conveniente que se tomen muestras para diferenciarlo.

Si existen síntomas más importantes pueden hacerse otros tratamientos como resección e incluso, en algunos casos, se indica medicación como la metformina. Esto último suele ser en quienes se relaciona con anticonceptivos orales o embarazo reciente.

No es nada frecuente que las lesiones malignas se presenten como quistes, pero en algunos casos hay lesiones que pueden parecerse.

Aunque las lesiones malignas suelen tener características bastante notorias o síntomas que hacen pensar en una lesión de mayor gravedad como, por ejemplo, sangrados, invasión de tejidos cercanos, entre otros.

¿Qué hacer?

Si se sospecha de una lesión de este tipo, una o un profesional médico te examinará, solicitará estudios por imágenes, análisis y tomará una muestra para saber con qué tipo de problema están tratando.

Si se confirmara el diagnóstico de tumor maligno, el tratamiento puede incluir la cirugía, quimioterapia o radioterapia.

Este artículo es meramente informativo, en ONsalus.com no tenemos facultad para recetar tratamientos médicos ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar.

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