Síndrome del elevador del ano: causas y tratamiento
El síndrome del elevador del ano es un tipo de disfunción del suelo pélvico que no se relaja, manteniendo un permanente estado relativo de contracción.
El suelo pélvico sostiene el recto, la vejiga y la uretra, y en las mujeres el útero y la vagina. Forma parte, junto con coccigodinia y la proctalgia fugax, del denominado “dolor anal funcional”. Se caracteriza por ser un dolor vago, que puede ser recurrente o constante, que es descrito como una sensación de aumento de presión o de peso en el recto. Empeora al estar sentado y puede mejorar estando de pie o acostado, algunos pacientes lo describen como “sentarse en una pelota” o “tener una pelota en el recto”. En la exploración física del paciente, se evidencia hipersensibilidad o dolor a la tracción del músculo puborrectal.
En este artículo de ONsalus, explicaremos con detalle cuáles son las causas y el tratamiento del síndrome del elevador del ano.
Causas del síndrome del elevador del ano
La realidad es que las causas precisas que originan el síndrome del elevador del ano son desconocidas, al igual que en el resto de los trastornos anorrectales funcionales. Las hipótesis más aceptadas por algunos investigadores son los espasmos transitorios (contracciones espontáneas irregulares ocasionales) de la musculatura del suelo pélvico, un aumento de la presión de reposo del canal anal y la disinergia defecatoria (o trastornos en el hábito evacuatorio).
Los científicos han establecido que el 6,6% de la población general padece de este trastorno, más de la mitad de ellos son mayores de 30 años y es más común en las mujeres. Su padecimiento ha sido relacionado con:
- No orinar o evacuar cuando es necesario y postergar estos actos.
- Contracción o atrofia vaginal y vulvodinia (dolor en la vulva).
- Continuar el coito, incluso cuando es doloroso.
- Lesión en el suelo pélvico por cirugía o trauma, incluido el abuso sexual.
- Tener otro tipo de dolor pélvico crónico (incluye síndrome del intestino irritable, endometriosis o cistitis).
Síntomas del síndrome del elevador del ano
Los síntomas pueden ser continuos y perjudicar tu calidad de vida. La mayoría de las personas con este trastorno tienen al menos algunos de los siguientes síntomas, si no todos:
Dolor en el ano
El dolor es sumamente variable, puede ser breve o durar varias horas o días. Puede desaparecer por completo o permanecer la sensación de presión en el ano. Sí se ha establecido que no guarda relación con el acto de evacuar. Puede despertarte del sueño y suele ser mayor en el recto. Es característico que un lado, a menudo el izquierdo, se presente más sensible que el otro.
El dolor puede irradiarse a la ingle, los muslos y la región inferior de la espalda. En los hombres, el dolor puede extenderse a la próstata, los testículos y la punta del pene y la uretra.
Problemas urinarios e intestinales
Puede ocurrir asociado al estreñimiento. También es posible que tengas la sensación de que no has terminado de evacuar.
Además, puede cursar con diferentes formas de alteración de la micción (dolor, sensación de querer seguir orinando aunque hayas terminado, etc.). Puede asociarse además incontinencia urinaria.
Problemas sexuales
Este síndrome puede ocasionar diversos grados de dolor antes, durante o después del coito en las mujeres.
En los hombres, puede causar eyaculación dolorosa, eyaculación precoz o disfunción eréctil.
Diagnóstico del síndrome del elevador del ano
La identificación del síndrome del elevador del ano a menudo se denomina “diagnóstico de exclusión”. Esto se debe a que los médicos deben realizar diversas pruebas para descartar otros problemas que podrían estar causando los síntomas antes de concluir que se trata del síndrome del elevador del ano.
En ocasiones, puede ser erróneamente diagnosticado como prostatitis en los hombres, que no responde al tratamiento para esta.
Con la evaluación médica y el tratamiento adecuados, las personas que tienen este padecimiento pueden encontrar alivio.
Tratamiento del síndrome del elevador del ano
No existe un tratamiento eficaz para todos los pacientes afectados por el síndrome del elevador del ano, lo cual muchas veces es frustrante tanto para médicos como para los pacientes.
La primera línea de tratamiento consiste en una buena relación médico-paciente que permita transmitir tranquilidad y explicar que los ataques sufridos son benignos. Tradicionalmente, en la literatura se han recopilado diferentes opciones terapéuticas que incluyen:
- La estimulación electrogalvánica (EEG). La EEG aplicada en los músculos del sueño pélvico con una sonda anal induce la fasciculación y relajación de los músculos, rompiendo el ciclo espástico.
- Biofeedback. Introducido como terapia en 1991, se centra en la relajación voluntaria del esfínter anal. En algunos estudios, tras ocho sesiones el dolor desapareció en su totalidad.
- Masajes digitales del elevador del ano. Algunos lo recomiendan, mientras otros insisten en que no produce ningún efecto benéfico. Sería complementada con los baños de asiento y la administración de diazepam oral.
- Baños de asiento con agua tibia. Se recomienda colocar el recipiente con el agua tibia sobre el inodoro e ir sentándose progresivamente mientras el cuerpo se adapta a la temperatura. El remojo debería durar entre 10 y 15 minutos.
- Relajantes musculares. Inducirían la relajación de la musculatura del suelo pélvico, previniendo los ataques dolorosos o reduciendo su duración.
- Toxina botulínica. Los estudios a este respecto no son concluyentes. Los reportes son contradictorios y no se puede afirmar o negar su utilidad.
- Bloqueo caudal con esteroides o estimulación del nervio sacro, entre otros.
Ejercicios para el síndrome del elevador del ano
Los siguientes ejercicios se recomiendan para mantener relajada la musculatura perineal:
- Sentadillas profundas. Ejercicios utilizados para relajar la musculatura del suelo pélvico. La idea es que hagas la sentadilla con las piernas bien separadas, sosteniéndote de algo estable, agacharte hasta sentir el estiramiento de las piernas, permanecer así durante 30 segundos y repetirlo cinco veces a lo largo del día.
- Bebé feliz. Acuéstate de espalda en la cama, dobla las rodillas y levanta los pies hacia el techo. Luego, separa las piernas en ángulo lo mayor posible, sostenlas así durante 30 segundos y procura repetirlo de 3 a 5 veces al día.
- “Patas arriba” de la pared. Siéntate frente a una pared con la cadera a una distancia de 15 a 20 centímetros de la misma. Acuéstate y levanta las piernas contra la pared de forma que tus talones descansen contra esta. Sin hacer esfuerzo, deja que las piernas caigan a ambos lados hasta que sientas el estiramiento de los músculos internos del muslo. Permanece en esa posición de 3 a 5 minutos.
- Ejercicios de Kegel. Orientados a fortalecer el suelo pélvico.
Este artículo es meramente informativo, en ONsalus.com no tenemos facultad para recetar tratamientos médicos ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar.
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