Tipos de abscesos
Un absceso es una formación anormal de tejido en la cual se acumula pus. Este tipo de colecciones pueden extenderse por diferentes zonas del cuerpo y suelen guardar relación con una posible infección. Absceso cutáneo, absceso periungueal, absceso dental... Son muchos los tipos de abscesos que debemos conocer.
Es importante el lugar, ya que dependiendo de donde se encuentre el absceso será diferente el tratamiento que deba realizarse. En este artículo de Onsalus se explican los tipos de abscesos y qué hacer en cada caso.
Absceso cutáneo
Un absceso cutáneo o absceso en la piel es la acumulación de pus debajo de la piel. Suele ser bien circunscrito a un lugar y se asocia a síntomas como:
- Tumefacción de la piel.
- Enrojecimiento.
- Punto blanquecino o amarillento en el centro del absceso.
- Dolor.
- Hinchazón.
A menudo para que ocurran este tipo de abscesos, existe el antecedente de una lesión en la zona, como consecuencia de un golpe, una herida o la mordedura de un animal. Cuando la piel se lastima deja abierta una puerta en forma de forúnculo para que ingresen distintos tipos de gérmenes.
Tratamiento
Primero de todo, debes mantener la zona limpia. Es importante acudir a un centro de salud para poder conocer la gravedad del absceso y aplicar un tratamiento apropiado. Muy probablemente serán necesarios antibióticos, pero la elección de los mismos dependerá de la propia causa del absceso.
No tomes medicación sin que te la indique un o una profesional. Como máximo puedes tomar un analgésico hasta que llegues a la consulta, pero es importante no retrasarla, especialmente en casos de bajas defensas como diabetes o resistencia a la insulina.
Ya en la consulta es muy probable que deba drenarse el absceso, una pequeña incisión para favorecer la salida de pus aliviará rápidamente el dolor que sientes en la zona.
Absceso periungueal
El absceso periungueal es un tipo de absceso que ocurre cuando la acumulación de pus se asienta junto a una uña. Puede ser que haya sido causado por una lesión en la piel que está junto a la uña o una infección ungueal (frecuentemente por hongos).
La zona dolerá, se verá tumefacta, hinchada y rojiza. Puedes ver el punto amarillento o blanquecino en la zona de mayor tensión.
Tratamiento
Es muy similar al que se realiza en un absceso cutáneo: drenaje y antibiótico adecuado. Si hay un hongo en la uña, debe ser tratado tras la recuperación del absceso.
También debes saber que un absceso periungueal afecta al crecimiento natural de la uña. Pasarán unos meses hasta que veas tu uña en su estado habitual.
Absceso dental
La zona dental puede ser asiento de diversos abscesos, según su ubicación pueden ser diferentes tipos de abscesos:
- Absceso gingival: está localizado en la encía y suele relacionarse con restos de comida o un objeto extraño incrustado entre la encía y el diente. El estado previo de la boca suele ser bueno.
- Absceso periodontal: suele aparecer en personas que tienen problemas dentales previos o dientes en mal estado. También se puede producir por la presencia de restos de comida en la zona.
- Absceso periapical: es la infección con acumulación de pus a causa de caries o una pieza en mal estado. La infección comienza allí y se propaga a las zonas cercanas.
Estos son los síntomas de absceso en la zona dental que puedes sentir:
- Dolor espontáneo.
- Dolor al masticar.
- Dolor al estímulo frío o caliente.
- Inflamación de la encía.
- Inflamación de la cara.
- Calor en la zona.
- Sangrado.
- Mal sabor.
- Mal aliento.
- Malestar general.
Tratamiento
Es importante acudir a un o una especialista en odontología para que revise cuidadosamente tu estado y saber cuál es el problema que causa absceso dental.
Limpiará la zona y, si realmente hay absceso, deberá drenarse; al igual que si existe caries, deberá tratarse. La boca debe quedar en las mejores condiciones posibles para que el antibiótico haga un buen efecto.
Para prevenir este tipo de abscesos es importante acudir a consultas odontológicas frecuentemente. Conoce más información en el artículo Absceso dental: síntomas y tratamiento.
Absceso periamigdalino y faríngeo
Las infecciones repetitivas de la garganta y un tratamiento inadecuado de las mismas puede ocasionar que un simple dolor de garganta se transforme en un problema más complicado.
- Absceso periamigdalino: es una infección en la profundidad de la amígdala palatina. En este caso hay mucho dolor, dificultad para tragar, fiebre, se hincha solo un lado de la garganta e incluso puede haber dificultad para abrir la boca (problema conocido como trismus).
- Absceso perifaríngeo:es la extensión de una infección por los laterales de la faringe. La faringe es básicamente la garganta. Por ella, atraviesan la comida y el aire, y existirá una dificultad para tragar si hay una inflamación de este tipo. Habrá también fiebre, malestar general, hinchazón de la garganta. Es un problema grave y, por lo tanto, requiere de una consulta urgente.
- Absceso retrofaríngeo: la infección va por detrás de la faringe y, aunque es bastante rara, es más frecuente en niños. Habrá fiebre, inapetencia, irritabilidad.
Tratamiento
Estos tipos de abscesos son realmente urgencias, ya que está en juego la vía respiratoria. Por lo tanto, es muy importante acudir rápidamente a consulta para tratar el absceso.
Suelen necesitarse el drenaje del absceso y antibióticos, pero dependiendo del caso y de la gravedad, puede requerirse hospitalización y drenaje en quirófano.
Absceso abdominal
Una acumulación de pus en el vientre es una urgencia. Este tipo de absceso puede deberse a una gran cantidad de causas como:
- Infección intestinal.
- Apendicitis.
- Problemas en los ovarios.
- Vesícula.
- Riñones.
- Traumatismo.
En caso de absceso abdominal, pueden aparecer los siguientes síntomas:
- Dolor abdominal constante. Puede ser un dolor repentino o bien venir desde hace unos días. Suele ser peor a medida que va pasando el tiempo.
- Endurecimiento del abdomen.
- Fiebre.
- Escalofríos.
- Malestar general.
- Diarrea.
- Náuseas, vómitos.
Tratamiento
Por lo general, es necesaria la consulta urgente. Puede requerirse cirugía para drenar la infección. El paciente debe permanecer hospitalizado para que se administren antibióticos.
Absceso anorrectal
Entre los tipos de abscesos también se encuentra el absceso anorrectal. A causa de una fisura anal, un traumatismo, obstrucción de glándulas o una enfermedad de transmisión sexual puede producirse una acumulación de pus entre el ano y el recto.
Los síntomas de absceso anorrectal pueden ser:
- Dolor y sensibilidad en la zona.
- Estreñimiento.
- Fiebre.
- Malestar general.
- Salida de pus.
Tratamiento
Generalmente, se necesita de un drenaje de la acumulación de pus. Suele tratarse de un procedimiento simple y ambulatorio, pero hay veces que puede requerirse la hospitalización.
Se indican además analgésicos, antibióticos y baños de asiento. Pero por sí solos no suelen ser suficientes para acabar con la infección.
Absceso de Bartolino
Este tipo de absceso se produce a causa de una infección en una de las glándulas de Bartolino, las mismas se encuentran junto a la vagina. Suele ser precedida por antecedentes de quistes o hinchazones no dolorosas en la zona, producidos por la obstrucción de la glándula.
El proceso suele ser muy doloroso tanto espontáneamente, como al caminar o mantener relaciones sexuales. Se suelen presentar síntomas como fiebre, malestar general e hinchazón en las glándulas de Bartolino.
Tratamiento
Es importante mantener una buena higiene de la zona y son muy útiles los baños de asiento. Es más, a veces con solo esta medida puede mejorarse grandemente el cuadro de este tipo de absceso. Puede hacerse con agua tibia o con infusiones de malva, manzanilla o caléndula.
Como en toda acumulación de pus, puede llegar a requerirse su drenaje, antibióticos y analgésicos. En casos recurrentes puede requerirse además una cirugía para mantener abierto el conducto de la glándula.
Absceso del sistema nervioso
El último tipo de absceso es el del sistema nervioso. Una infección en este tipo de tejidos es muy delicada. Puede ubicarse en la médula espinal, en el cerebro o por fuera de ellos (absceso epidural).
Absceso epidural
Es la colección de pus en el espacio epidural, esto es en las envolturas próximas a la médula espinal y el cerebro.
Puede deberse a una meningitis, infecciones crónicas de oídos o senos paranasales, a infecciones en otras zonas del cuerpo en pacientes con las defensas bajas, tras una neurocirugía o un traumatismo, por ejemplo. Es un trastorno no muy común.
Entre los síntomas de absceso epidural que pueden aparecer están:
- Fiebre.
- Decaimiento, malestar general.
- Náuseas, vómitos.
- Dolor.
- Debilidad.
- Pérdida de sensibilidad.
Absceso cerebral
Es la infección con acumulación de material purulento en el cerebro.
La mayoría de las veces se produce por la extensión de una infección en otra zona del cuerpo, más frecuentemente desde los pulmones. Pero realmente diversas infecciones en una persona con bajas defensas pueden ocasionar este problema. Una cirugía en la zona también puede complicarse con una infección de este tipo. La persona que lo padezca sentirá los siguientes síntomas:
- Confusión.
- Somnolencia.
- Alteración en el lenguaje.
- Fiebre.
- Mal estado general.
- Convulsiones.
- Dolor de cabeza.
- Rigidez en el cuello.
- Falta de fuerza o sensibilidad.
Absceso de médula espinal
El pus se encuentra directamente dentro de la columna vertebral. No es muy frecuente, pero sí es muy grave.
Entre los síntomas se encuentran:
- Dolor.
- Pérdida de fuerza o sensibilidad.
- Incontinencia urinaria.
- Fiebre.
Tratamiento
Para todas estas infecciones es necesaria la hospitalización, la administración de analgésicos y antibióticos y, generalmente, el drenaje quirúrgico.
Este artículo es meramente informativo, en ONsalus.com no tenemos facultad para recetar tratamientos médicos ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar.
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