Alimentos que dañan el páncreas
El páncreas es un órgano que se encuentra en el abdomen, es parte del sistema digestivo y metabólico. Cumple importantes funciones en la digestión y la transformación de los hidratos de carbono.
El páncreas se ve exigido y dañado por muchos de los alimentos que solemos consumir a diario y no nos damos cuenta de ello hasta que el problema es severo y está muy avanzado, pero de todas maneras debes saber que nunca es tarde para replantearse hábitos. Nuestro cuerpo está en permanente transformación. Una enfermedad crónica tal vez puede ser más difícil de revertir que una aguda, sobre todo, porque los cambios que deben realizarse suelen ser más importantes, pero siempre es posible estar mejor.
En este artículo de ONsalus, te invitamos a descubrir cuáles son los alimentos que dañan el páncreas, cómo lo hacen y qué dieta deberías seguir si sufres o has sufrido de pancreatitis.
- Harinas refinadas: las grandes enemigas del páncreas
- Azúcar blanco
- Lácteos en exceso
- Carne de mala calidad y en exceso
- Patatas
- Endulzantes refinados
- Edulcorantes artificiales
- Alcohol
- Glutamato de sodio
- Grasas no saludables
- Café
- Consejos de dieta para pancreatitis
Harinas refinadas: las grandes enemigas del páncreas
El trigo, el arroz, la avena, el maíz por cientos de años han sido la base de alimentación del ser humano, y este no es el problema. El problema radica en los procesos que hemos incluido en los últimos años de la era industrial, los cuales hacen que lo que consumimos se aleje mucho de lo que realmente necesitamos.
Cuando un cereal se consume como viene naturalmente, ya sea fresco o mejor si es seco, permanecen en él todos los nutrientes que aportan vitaminas, minerales, fibra, pero cuando un cereal está refinado lo que se alcanza no es pureza, sino un alimento muerto sin nada que ofrecer más que complicaciones para tu cuerpo. Más aún cuando este tipo de productos se consumen en exceso.
El páncreas debe exigirse para liberar insulina, la cual es necesaria para metabolizar este producto y transformar el azúcar simple en glucógeno, que sirve de reserva. El hígado también debe trabajar exageradamente y esto pone en jaque mate a nuestro metabolismo.
Esto es aún peor si tenemos en cuenta la gran cantidad de aditivos poco saludables que suelen venir junto con las harinas refinadas, tales como:
- Aceites vegetales poco saludables.
- Aceites vegetales hidrogenados o margarinas.
- Conservantes.
- Colorantes.
- Saborizantes artificiales.
- Endulzantes sintéticos.
- Gelificantes.
- Acidulantes y reguladores de acidez.
Todos estos "mejoradores" realmente no lo son. Los panificados son más fáciles de hacer, pero se alejan mucho de lo que consideramos pan y lo peor es que estos aditivos se usan hasta en la panadería más pequeña.
Azúcar blanco
Al igual que el refinamiento de las harinas, este proceso en el azúcar es nefasto para nuestra salud. Se consideraba que el azúcar más blanca era más pura, lo cual no es verdad.
Ya se ha demostrado en numerosos estudios científicos que el azúcar refinada, más aún en exceso, es responsable en gran parte de numerosas enfermedades crónicas como la obesidad o la diabetes, las verdaderas pandemias de nuestra era.
Sin embargo, aun así invaden la gran mayoría de los productos procesados que forman parte de la alacena de miles de consumidores que desconocen esta realidad.
Muy diferente es el consumo de azúcar integral, mascabo, panela, piloncillo, chancaca, rapadura o tantos nombres que recibe alrededor del mundo. Los nutrientes que posee el azúcar sin refinar son excelentes para proveer de energía y salud a diferencia de lo que sucede con el azúcar blanco, el cual recarga el páncreas, el hígado y favorece los desequilibrios corporales.
Lácteos en exceso
La leche de buen origen es aquella que proviene de vacas cuidadas, alimentadas a pasto y que no son sometidas a un exceso de químicos. Una leche de esas características puede ser consumida a diario, tibia y en pequeñas cantidades (100 ml) sin que ocasione problemas físicos, pero la realidad es muy distinta.
Se ha demostrado que el exceso de lácteos de mala calidad afecta gravemente a la salud, favoreciendo toda clase de enfermedades crónicas, alergia, inflamación corporal crónica y problemas digestivos, inclusive el daño pancreático por inflamación.
Los productos lácteos perjudiciales son:
- Provenientes de animales enfermos y mal cuidados.
- Alimentados con piensos o incluso con alimentos de origen animal.
- Hiperindustrializados.
- Con aditivos poco saludables.
- Fermentados inadecuadamente.
- Con agregado de sal (quesos).
Más aún si se consumen en grandes cantidades, como suele ser habitual.
Carne de mala calidad y en exceso
La carne de buen origen en pequeña cantidad tampoco es perjudicial para la salud, pero las cantidades excesivas y más aún cuando provienen de animales maltratados y enfermos es muy mala para el organismo.
Un exceso de proteínas de origen animal enlentecen la digestión, favorecen la inflamación intestinal y colaboran al ingreso de antígenos (sustancias perjudiciales) al organismo. Esto favorece la inflamación crónica de numerosos órganos, entre ellos, el páncreas.
Patatas
Este alimento tan popularizado es bastante difícil de digerir, más aún si se combina con otros alimentos de difícil digestión como:
- Quesos.
- Carnes.
- Combinación de queso y tomate.
- Harinas refinadas.
Cuando la digestión no es apropiada quedan en el cuerpo múltiples residuos que favorecen la inflamación corporal y producen numerosas enfermedades.
Por otro lado, el almidón de la papa es un hidrato de carbono que ingerido en grandes cantidades estresa al páncreas debido al trabajo excesivo que debe realizar para poder metabolizar estos azúcares.
Endulzantes refinados
Los edulcorantes más utilizados en la industria son la glucosa y el jarabe de maíz de alta fructuosa, también conocido como JMAF. Estas sustancias están presentes en gran parte de los alimentos superprocesados que encontramos en supermercados y tiendas pequeñas.
Si bien pueden estar presentes en alimentos naturales, cuando son aislados como moléculas no son acompañados de las otras sustancias que facilitan su absorción y metabolismo. De esta manera, quedan grandes cantidades de azúcar simple que provocan un estímulo alto y rápido del páncreas.
Si además estas sustancias son acompañadas de grasas no saludables, como suele ser en los alimentos procesados, se produce una verdadera adicción a este tipo de sustancias.
Esto trae consecuencias muy graves en el organismo, tales como:
- Alteración de la flora intestinal.
- Fermentación en el tracto digestivo.
- Aumento de la permeabilidad intestinal.
- Inflamación corporal.
- Favorece el crecimiento y la permanencia de parásitos en el cuerpo.
Edulcorantes artificiales
Tan utilizados en productos "sin azúcar", "bajos en calorías" e incluso en pastas dentales, los edulcorantes artificiales son sustancias muy perjudiciales para la salud por varios motivos.
En lo que respecta al páncreas, estos endulzantes emiten señales que provocan la liberación de insulina por parte de este órgano, pero al no haber hidratos de carbono, se produce hipoglucemia y se favorece la obesidad cuando son consumidos regularmente.
Alcohol
El alcohol es una de las sustancias que más dañan al páncreas. Este órgano es uno de los encargados de su metabolización y el consumo regular de este tipo de bebidas generan inflamación, daños crónicos, pancreatitis e incluso se ha relacionado al cáncer de páncreas.
Se ha determinado que el consumo diario de entre 80 y 100 gramos de alcohol puede generar daño pancreático si el consumo es regular por 3 a 5 años y ese daño es acumulativo, al igual que en el hígado. Por lo tanto, el consumo más bajo sostenido por años también puede generar ese tipo de problemas.
Glutamato de sodio
Este es un resaltador del sabor que se agrega a muchísimos productos industrializados y procesados. Precisamente, porque hace que el sabor del alimento sea "mejor", pero hay evidencia científica que demuestra que el glutamato de sodio o monosódico (GMS) genera adicción y se ha vinculado a numerosos problemas de salud crónicos, entre los que se cuenta la resistencia a la insulina y la alteración pancreática.
Grasas no saludables
El consumo frecuente de aceites no saludables favorece la inflamación hepática y pancreática, entre otros problemas de salud graves.
El problema es que estos aceites no son solo los que colocamos en nuestros alimentos al cocinar, sino que están incluidos en casi todos los productos ultra procesados. Evita todos los alimentos que incluyan:
- Aceite de palma.
- Aceite de soja.
- Aceite de canola.
- Aceite de maíz transgénico.
- Aceites vegetales hidrogenados o margarinas.
Debes tener en cuenta, además, que los aceites que no son prensados en frío son sometidos a procesos de refinado que incluyen el agregado de derivados de petróleo. Claramente, no son saludables.
Tampoco es saludable que estos aceites sean utilizados para freír alimentos. Este tipo de cocción es bastante perjudicial para el páncreas.
Es por ello que los aceites recomendados para el consumo humano son:
- Aceite de oliva extravirgen (primera prensión en frío).
- Aceite de coco.
- Aceite de girasol prensado en frío.
- Aceite de sésamo o lino (en pequeñas cantidades).
- Ghee o mantequilla clarificada.
Café
Si bien no es un alimento en sí, hay personas que lo consumen en gran cantidad y esto es muy grave para el páncreas y otros órganos.
El café en pequeñas cantidades, y no a diario, puede ayudar a disminuir la inflamación corporal, pero si consumes cafeína frecuentemente se produce deshidratación corporal, lo cual puede llevar a un mayor esfuerzo metabólico y aumento de la presión arterial.
Así, el páncreas puede verse afectado por una alteración en el metabolismo. Te recomendamos limitar la ingesta de esta sustancia o suspenderla si padeces problemas pancreáticos.
Consejos de dieta para pancreatitis
La pancreatitis es una condición médica grave que requiere de ingreso y control permanente hasta que haya cierta recuperación. Cuando el páncreas se inflama considerablemente, genera dolor y malestar físico notorio. Es importante diagnosticarlo a tiempo para evitar complicaciones graves.
Los primeros días el ayuno debe ser riguroso. Las indicaciones médicas suelen ser que la persona no puede siquiera consumir agua. Es por ello que debe ser hospitalizada y el aporte nutricional e hidratante debe ser por vía endovenosa.
Luego, se van incorporando paulatinamente ciertas sustancias: primero, el agua y, luego, alimentos de muy fácil digestión.
Debe prestarse atención a que la dieta no contenga los alimentos que pueden dañar el páncreas y los aditivos antes descritos. Es muy común que se incluyan lácteos, endulzantes o productos procesados, como galletas, siendo estos muy perjudiciales en ese estado.
La dieta ideal para alguien que está saliendo de una pancreatitis y si se quiere minimizar la inflamación debe ser a partir de alimentos simples y naturales.
Lo ideal es arroz integral (que a pesar de ser un hidrato de carbono, están minimizados sus efectos por la fibra y los nutrientes que posee), verduras de fácil digestión algo cocidas y, cuando vaya progresando el bienestar, pueden incluirse legumbres fácilmente digeribles, como los porotos mung.
Es clave evitar el consumo de irritantes como té, café, tabaco y, por supuesto, el alcohol.
El agregado de grasas saludables también debe ser paulatino. Un caso especial lo constituye el ghee o manteca clarificada. Una cucharadita de esta sustancia favorece la digestión y colabora en la curación de múltiples estados patológicos.
Poco a poco pueden incluirse frutas cocidas, otros cereales integrales en forma de harina y pequeñas cantidades de leche de buen origen.
Es importante dar tiempo a la digestión. Es por ello que se debe esperar de 4 a 6 horas entre una comida y otra, ya que en caso contrario se produce indigestión y acumulación de sustancias inflamatorias en el organismo.
Puedes ver más consejos como estos en el artículo Dieta para la pancreatitis.
Este artículo es meramente informativo, en ONsalus.com no tenemos facultad para recetar tratamientos médicos ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar.
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